Capitulo 14

556 26 2
                                    

Terminamos de cenar y los chicos abandonaron la cocina para dirigirse a sus habitaciones. Yo me quede con Emiliano en la cocina ayudándolo a juntar la mesa y lavar los platos. Me posicione delante de la bacha para empezar a limpiar cada una de las cosas que habíamos utilizado para comer. Las manos de Emiliano se posaron en mi cintura y senti que un escalofrio me recorría todo el cuerpo.

- Me gusta que estemos así de cerca. – Plantaba besos en mi cuello.

- A mi también. – Tartamudee un poco, debido al nerviosismo.

En ese momento me giro para quedar frente a frente. Me beso con deseo mientras sus manos recorrían mi cuerpo. Me gustaban este tipo de encuentros con el, me gustaba el. Cuando los besos se empezaron a volver un poco mas desprolijos, Emiliano freno.

- ¿Estas segura que queres dar este paso? – Sus ojos me pedían un si rotundo.

- Mas que segura.

(...)

Era la mañana siguiente y me encontraba en la cama frente a mi... ¿Mi que? En ese mismo momento, mientras me despertaba, pensé en esa pregunta que tanto miedo da aveces. ¿Qué somos? Una sensación de tristeza recorría mi cuerpo. Era estúpido, yo no sabia si quería formalizar la relación. Aunque aveces me imaginaba presumiéndolo y me llenaba de ilusión. Emiliano estaba dormido a mi lado con su brazo derecho sobre la frente, el torso desnudo y la sabana cubriéndolo a partir de la cintura. Se veia hermoso.

But you haven't seen my man 
You haven't seen my man 

Le tome una foto y me prometí atesorarla para siempre. El se estaba despertando y en el momento en el que cruzamos miradas me regalo una sonrisa adormilada. La mas hermosa.

- ¿Tan lindo soy? Si me seguis mirando, se me va a gastar la belleza.

- Eso no va a pasar nunca.

Por mas que el momento era uno de los mas tiernos que habíamos vivido hasta ahora, tenia miedo. Tenia miedo de no ser suficiente, de que el no sintiera con la misma intensidad, de que no me quisiera en lo mas mínimo. Era una inseguridad que me perseguía desde siempre, ¿Sere suficiente?

(...)

Paso parte de la mañana y nos encontrábamos todos sentados frente a la chimenea. Yo estaba envuelta en una manta y recostada sobre el cuerpo de Emiliano. Los chicos hablaban de temas variados mientras yo seguía adormilada.

- Ey, no te duermas vos eh. – Me dijo Alejandro señalándome con el dedo.

- ¿Por qué no puedo? – Dije en un extenso quejido.

- Porque ahora vamos a ir a esquiar. No te podes dormir justo cuando va a empezar lo divertido.

- ¿Qué? – Dijo nervioso Emiliano.

- ¿ No te gusta esquiar vida? – Me gire como pude para verlo directo a los ojos.

- Si..Si. Claro que me gusta, es mas, soy muy bueno. Uno de los mejores sin duda. – Dijo entre dientes y con una sonrisa nerviosa.

- Entonces nos vamos a divertir muchísimo. – Le sonrei.

Narra Emiliano

- La re concha de tu madre Alejandro. – Hablaba bajo para que el resto de los chicos no pudiera escucharlo.

- ¿Qué queres que haga flaco? No es mi culpa que vos no sepas esquiar. – Se reía Alejandro. – Aparte le mentiste de una manera... - Golpeo mi hombro.

- Haceme zafar, porfavor. – Junte mis manos intentando convencerlo.

- Mira Emi, esta bien que yo soy un genio y soy super creativo, pero ¿Como carajo queres que te ayude? No me puedo hacer pasar por vos. – Emiliano creía que esa era la mejor idea del mundo por lo que sonrio. - ¿Sos tarado? Vos medis 2,40 y yo mido 1,25.

- No se que hacer.

- Vas a tener que decirle la verdad.

- ¿Estas loco? Se me va a cagar de risa y me va a tratar de boludo.

- Sos un poco...

- Alejandro cállate.

- ¿Y que pensas hacer si no? ¿Tirarte e improvisar? – Me miro Alejandro. – Es una locura.

- Es lo que voy a tener que hacer.

- Te vas a matar y yo no pienso salir corriendo.

- Pareces una vieja enserio. – Me rei. – Tomate un te de tilo, claudia.

Pasaron un par de horas y llego el momento de intentar no quedar como idiota. Estaba envuelto en un millón de abrigos al igual que Eli, con quien caminaba de la mano por el ski club de Bariloche. Cuando llegamos nos atendió una chica muy amable. Después de una breve conversación nos dio el pase para poder, finalmente, esquiar.Cuando nos estábamos acercando al comienzo de la pendiente, un chico joven, que tenia alrededor de 26 años, nos dio la bienvenida.

- Bienvenidos a todos! Antes de largarlos para que puedan esquiar, les voy a dar una breve lección de como hacerlo. – Sonrio. – Esto es para recordarles los principios básicos.Junto con el había una chica de pelo castaño y ojos marrones. Ella se acerco a mi para recordarme los conceptos básicos de los que yo no estaba ni enterado. Mientras ella me hablaba, pude notar como el chico que nos había hablado al comienzo, se estaba acercando de mas a Elena. Intente escuchar lo mas que pude.

- Claro mira, acordate de que es importante que los pies los mantengas en esta posición. – El la señalaba con sus propios pies. – Y que el torzo y cadera. – Freno y tomo la cintura de Elena. – Los mantengas derechos.

- Muchas gracias!

La sangre me hervia. ¿Por qué la tocaba? Y ¿Por qué ella agradecia? Los celos me invadían el pecho.

- Sos muy linda, ¿No te lo habían dicho? – Pude escuchar como el estúpido se le insinuaba.

- Muchas gracias, igualmente. – Elena respondió con frialdad, pero eso no me dejaba tranquilo.

¿Igualmente? Que carajo pasa acá.

La chica que intentaba explicarme como llevar acabo el deporte notaba lo distraído que estaba.

- ¿Me estas escuchando? – Toco mi hombro.

- Si,si.. perdóname. – No podía sacarme de la cabeza al tarado que intentaba levantarse a Elena.

- No pasa nada, a los lindos les perdono esta clase de cosas. – Sonrio insinuante y yo me rei nervioso. – Y bueno, vos sos demasiado lindo. – Poso su mano en mi hombro mientras lo acariciaba con suavidad.

𝑼𝒏 𝒔𝒆𝒓 𝒅𝒆 𝒍𝒖𝒛 / 𝑫𝒊𝒃𝒖 𝑴𝒂𝒓𝒕𝒊𝒏𝒆𝒛Where stories live. Discover now