Capítulo 12

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Advertencia: Escenas violentas descritas gráficamente.

Si eres sensible a este contenido se sugiere saltar el final.

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Tardaron sesenta minutos en terminar la primera reunión. Una hora completa con puras discusiones sin sentido y sin llegar a nada en concreto. Hace rato que los humanos y dioses más importantes habían dejado de alegar, observando como los demás se desahogaban.

La pierna de hércules no paraba de saltar de arriba abajo, rebotando en un ritmo nervioso. Su hombro se seguía sintiendo caliente, tal vez estaba aumentando que antes. Había tanta confusión en su humano que le dieron ganas de vomitar desde hace rato. Lo peor era que, sin importar cuanto miedo tuviera, estaba más enojado por imaginar que alguien pudiera entrar a ver a su Jack, una idea muy contradictoria que lo molestaba, pero su rabia por pensar que algún sirviente entrara era mayor.

Bien, por hoy podemos darlo por terminado- Sentenció Zeus levantándose mientras se estiraba. Los rostros de confusión que todos le dieron le dijeron que tendría que explicarse- No pensaron que fuésemos a estar aquí hasta resolverlo ¿verdad? es obvio que no acabaríamos hoy, tomémonos un descanso.

Todos soltaron un suspiro de resignación, aceptando este hecho, al menos los humanos fueron advertidos de que esto podría ocurrir, por lo tanto, estaban más tranquilos.

Nunca lo admitirían, pero los dioses observaron atentamente a Adán, para comprobar que estaba de acuerdo con esta decisión, indirectamente dándole el peso para decidir sobre ellos, cuando se levantó pudieron hacer lo mismo, confiando en la palabra de los dos seres más fuertes presentes.

Nadie más dijo nada hasta que el sonido de la silla cayendo contra el suelo se escuchó, seguido de la puerta siendo azotada, una melena pelirroja fue lo único que se alcanzó a ver, después de la huida de hércules.

Los demás dioses salieron de igual forma rápido, dejando a los humanos quienes permanecieron quietos. Su oportunidad de preguntar del paradero de su compañero había desaparecido, nuevamente. Se estaban cansando de esta rutina.

Cuando el último dios abandonó la sala, Hlokk se dio permiso de desahogar la pena que tanto estuvo guardando. Gruesas lagrimas salieron de sus enormes ojos rojizos, pero su mueca se mantenía en una de enojo. No era posible que se burlaran así de ella.

''Las hermanas mintieron, el hermano mintió, todos mintieron'' Pensaba en un remolino de culpa y amargura, empezando a soltar hipos.

Las valkiryas fueron las primeras en acercársele, intentando consolar a su hermana. Thrud le daba palmaditas en la espalda, Hrist acariciaba su cabeza, su gemela la medio abrazó, adán le ofreció un pañuelo para llorar. Se encontraban abatidos, la pequeña solo soltó los sentimientos que todos compartían.

Pero cuando Geir se acercó, la hermana empática, y tocó su hombro, su reacción fue bastante más agresiva.

¡No me toques! - Se liberó de todos y levantando su brazo, golpeando con el puño cerrado directo a su mejilla, tronando ligeramente, empujándola y haciendo que cayera sobre su trasero- ¡TU LO APOYASTE!

Después de gritar aquello salió corriendo por su propio pasadizo. Siete de las trece valkiryas fueron tras ella, las demás se quedaron para ver a su otra hermana o simplemente se estaban pasmadas. Geir también tenía lagrimas escurriendo por su rostro, apoyando su mano contra la mejilla magullada. Los humanos presenciaron todo, impactados y en silencio, sin saber muy bien qué decir o hacer.

Jaulita de OroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora