Te amaré, hasta que nos quedemos sin esas estrellas.

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Oh sí, es la magia. Así puede sentirse desde aquí.

Siempre que la veía caía en la trampa de creer y pensar que existía algo eterno, para nada esto es un error, nunca lo fue, ni lo será. Un año que fue esfumándose como las auroras boreales en el polo ártico, gélido y frío, pero benevolentes a la vista y al deleite de la belleza de quién le admira, y yo, por supuesto, era su seguidor número uno.

No podía perderle rastro, ella era Aurora, y yo boreal, pero con tan solo alzar la vista, podría verle en el cielo estrellado. No sé si las estrellas se parezcan a ella, lo que sí está claro, es que su belleza se equipara con la de ella, ¡es que posee todas sus propiedades! Si necesitaba calor, ahí estaba ella, y ni que hablar de la luz que irradia, puede percibirse hasta para el más escéptico, a miles de kilómetros de distancia, y todo aquello, me hacía sentir en casa. Es un ángel guardián.

Sé que adora mis escritos tanto como yo le adoro a ella, tanto tiempo recitando poesía para sus ojos, y ella velando por mi bienestar sintiéndose orgullosa de lo que he podido lograr. ¿Usted podría advertir algo así? Desde luego, la interrogante está mal planteada si uno pregunta si desea sentirse querido, lo correcto es: ¿quién no querría querer a Aurora?

Entre bares y copas me desinhibía hasta quedar exhausto, con un cigarrillo en una mano, y un vodka con naranja en la otra, imagine que solo pensar en Aurora me hacía olvidar lo cítrico de aquella fruta y creer que todo era como ella; simplemente, dulzura.

He aprendido con el paso del tiempo, que no son los años de vida, sino la vida de esos años, qué ironía, en la verborrea que pudiese profanar de la comisura de mis labios, siempre estaba ella presente, si no se paseaba por mis recuerdos o se sentaba en mi alma, estar presente con Aurora, era MUY sencillo... solo debía alzar la vista.

Pero como siempre yo, con mi actitud tan boreal, que me hacía pedir otro vaso de vodka con naranja, y de encender otro cigarrillo, me guardaba entre mis más íntimos pensamientos déspotas, que esa asquerosa vanidad me impedía alzar la vista. Algunas veces en mis noches más intrínsecas no pude verla, pero siempre manteniendo la esperanza de que ella sí estaría viéndome ¿Cuánto me has enseñado, Aurora? ¿Cuánto me has hecho quererte? No quiero que amanezca y te vayas por el sol, pero igual seguiré amándote en la mañana, para toda la vida.

Esta no es otra comedia y drama romántico, es una historia sinfín, una historia que merece ser contada, un amor tan profundo por Aurora que no cabe en el hilo finito de un universo tan vasto y excelso. ¿Cómo no voy a escribir por ella? ¿Cómo no voy a sentir por ella? Si antes de ella, la vida no existía, y luego de ella, todo empezó a tener sentido.

Siento celos y envidia, me enerva la sangre saber que ese vínculo que tenemos puede romperse cual persona ajena a nosotros mire al cielo y contemple su belleza, pero, no los culpo, ¿quién no querría querer a Aurora? Ja.

El universo podrá tener magnitud, pero no tanto como mi adoración por ella, podrá poseer miles de estrellas, pero yo tengo a Aurora, podrá tener tiempo y espacio, cosa que yo compartí con ella y que sé que volveré a tener, podrá ser majestuoso, pero no tanto como ella... así, yo sea tan boreal, sé que la vida nos debe un final distinto. Te amaré, hasta que nos quedemos sin esas estrellas. 

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⏰ Last updated: Dec 31, 2022 ⏰

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Yo boreal, ella AuroraWhere stories live. Discover now