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“¡Si viniste!” — Wednesday me gritó al verme entrar a la cancha donde ella ya se encontraba entrenando.

“Sí, así que bien, conviérteme en una olimpista” — Me acerqué a pasos lentos hacia la pelinegra.

“¿Cómo no tienes resaca?” — Sentí su pesada mirada inspeccionandome detenidamente.

“Me tomé la gatorade que recomendaste, me comí un bocadillo, después una pizza y luego un poco de helado” — Comencé enumerando con mis dedos. — “... Aunque quizá es porque sigo ebria”

Asintió tratando de ocultar una pequeña sonrisa divertida que apareció en sus labios segundos después que su mirada cambiara rápidamente a confusión una vez vió el vaso de starbucks en mis manos. — “¿Eso es café? ¿No trajiste agua?”

“Para que nuestra relación de mentora y pupila funcione, tendrás que respetar mi cafeína”

“¿Mentora? Solo lo hago para que no arruines la clasificación” — Rodó los ojos agarrando su botella de agua y bebiendo de ella con sus fríos ojos puestos en mí.

“Oh, perdón ¿te quito tiempo para sentarte amenazantemente con una chaqueta de cuero negra?”

Su mirada bajó hacia su ropa deportiva. — “No tengo una chaqueta de cuero negra”

“Lo que sea. ¿Qué haremos primero? ¿Escoger mi canción de motivación?” — Dije emocionada, tenía varias canciones en mente y quizá haría una playlist más tarde.

“No, estírate y después corremos 5 kilómetros” — Dijo tirando delicadamente su botella de agua negra al suelo para empezar a estirarse.

“¿5 kilómetros? eso son 4.9 kilómetros más de los que puedo correr” — La más baja me miró ya cansada de mi presencia y se dispuso a comenzar rápidamente con el entrenamiento corriendo alrededor del campus.

“¡Vamos, Sinclair! deja tus cosas ahí”

Tiré mi mochila al césped y empecé a seguir con pasos rápidos a la pelinegra que ya se encontraba varios metros más lejos.

Seguirle el paso ha sido una de las cosas más complicadas que he hecho, más al darme cuenta que ella no frenó en ningún momento y yo por cada segundo que pasaba sentía mis pulmones gritar más y más fuerte por un poco de aire.

Después de varios tortuosos minutos que realmente se sintieron como horas vi a lo lejos a Wednesday relentizar sus pasos y miré hacia cielo rogando silenciosamente para que este sea el final del entrenamiento, me acerqué donde ella estaba viendo su celular mientras bebía de su botella de agua tranquilamente.

“Cielos. Ya no siento nada, no puedo sentir mis piernas ni mi cara” — Me tiré al piso respirando desesperadamente preguntándome porqué razón estoy aquí un sábado por la tarde y no en mi casa acurrucada en mi cómoda cama disfrutando de un chocolate caliente.

“Estás siendo muy dramática”

“Es porque soy artista”

“Hablando de eso, ¿quieres ir a una escuela de arte?” — Preguntó vacilante casi en un susurro sentándose a mi lado aunque dejando varios notables centímetros de distancia.

“Sí, es mi sueño más grande” — Asintió mirando hacia mí atentamente y lo tomé como una señal para seguir hablando. — “Pero estoy presionada, no sé qué enviar para mi aplicación del verano”

“¿Ya lo empezaste?”

“Ya que preguntaste...” — Agarré la mochila rosada que tenía a mi lado y busqué mi iPad. — “He trabajado en un par de cosas” — Me acerqué más a la pelinegra para mostrarle algunos de mis últimos dibujos. — “Aunque nada me convence”

Tomó mi iPad suavemente y observó detenidamente varios de mis trabajos no terminados.

“Vaya, eres muy buena”

Su halago me hizo sonreír instantáneamente y me devolvió la mirada con una pequeña sonrisa antes de volver a concentrar su mirada en mis dibujos.

“Gracias, solo debo hacer que Nevermore vea eso” — dije derrotada pensando unos segundos en silencio. — “Finge que eres Nevermore, ¿qué le hace falta?”

Alternó su mirada en mí y en el iPad en sus manos. — “Uh, nada, creo que es genial” — Dijo con voz vacilante a lo que me reí hacia mis adentros.

“No sabes mentir”

“No, yo solo...”

“Vamos, dime la verdad”

“No lo sé. No soy una experta, pero quizá solo...” — Empezó a trabarse con sus palabras y empezó a pasar mis dibujos uno por uno dudando en hablar. — “Quizá le hace falta sentimiento”

“Vaya. No esperaba una crítica constructiva, pero está bien”

“¡Sabía que era una trampa! tu arte en verdad es increíble, ¿cuál es la temática?”

“Mostrar tu momento más feliz”

“Bien, ¿crees que esto lo demuestra?” — Empezó mostrando uno de mis últimos dibujos. — “¿O quizá hay algún momento más feliz?”

“El otro día me comí una dona deliciosa” — Dije con una sonriendo divertida hacía su dirección y sentí mi felicidad crecer cuando vi a la comisura de sus labios elevarse en una pequeña sonrisa por unos casi inexistentes segundos.

“¿Y... Qué tal sobre, ya sabes, tu primer amor, tu primer beso o algo” — Preguntó con voz delicada jugando distraídamente con el césped bajo sus manos.

“Uh, no he experimentado eso, así que le estás echando sal a la herida” — Me reí levemente.

“Oh, bueno. Mhm, opino que lo lograrás, solo no temas dibujar algo un poco más vulnerable”

Conectamos miradas pero rápidamente nos vimos interrumpidas al escuchar una notificación de mi celular, apenas la leí se la mostré a la más baja que me observaba con ojos expectantes. — “Mira, Viper publicó algo, entonces por lo menos no eres tú”

“Tampoco fue en la escuela” — Apuntó la foto de la publicación ambas notando que no reconocíamos el lugar de la foto.

Le di la razón dejando mi celular e iPad de lado volviendo a guardarlos en mi mochila, vi a la pelinegra dejar su posición a mi lado para levantarse y comenzar a estirarse nuevamente. — “Se acabó el descanso, Sinclair. Tienes que poder correr sin querer vomitar”

Me extendió su mano para ayudar a levantarme y para mi mala suerte, tuvimos que retomar el pesado entrenamiento.

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Después del sábado y de irme a mi casa charlando cómodamente con la más baja, los entrenamientos diarios quizá comenzaron a parecerme lentamente menos tediosos e insufribles, supuse que es porque los días de semana el entrenamiento no solo es con Wednesday, sino también con mis amigos.

Aunque siendo sincera realmente espero de manera ansiosa los fines de semana para pasarlos con la más baja, quizá sería mucho más cómodo que no fuera sudando sometiéndome a todo tipo de ejercicios y corriendo 5 kilómetros bajo al sol aunque no me puedo quejar de ello, siempre vuelvo a casa sintiéndome plenamente feliz después de charlar por lo menos unos pocos minutos con Wednesday.

Lamentablemente no sé si puedo decir que mi amistad con la pelinegra empezó a crecer notablemente pero por lo menos hablamos en clase o en algunos recesos, pero no son más de algunas cortas palabras al día. Aún así me siento feliz de estar entablando una pequeña amistad con Wednesday Addams.

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Crush ✦ WenclairWhere stories live. Discover now