12- Luna de miel

384 39 3
                                    

Hace casi un mes me había ido de mí hogar, para poder buscarle un sentido a mí vida y un propósito. Quería poder encontrar una guerra en la que luchar, follarme a putas y poder desarrollar más mis habilidades en la magia. Quería poder huir de la presión que sentía en el reino al ser el único en mí familia sin dragón y además de haberme quedado sin ojo.

Pero ni en mis mejores sueños, hubiera imaginado que me pasaría al momento de embarcarme en ese viaje. Algo totalmente diferente a lo que planeé pero que me cambio la vida para siempre.

Había conocido a la mujer más impresionante en este mundo. Que en cuanto la conocí sabía que era especial, pero no imaginaba que tan especial se convertirá en mí vida.

Ella me aceptaba a pesar de todo, apesar que no tenía nada que ofrecerle, ella me amaba. Jamás había pensado en casarme pero ayer lo hice con ella, convirtiéndome en el hombre más feliz de todos. Había sido una ceremonia tradicional de su casa, casi parecida a la Targaryen, habían asistido las ninfas y los dioses, LOS DIOSES, quienes me habían aceptado en su familia y ser quien seguiría el linaje de su casa. 

La coronación se hizo después, jamás había usado como tal el blanco en mi vestimenta, pero lo tuve que usar en el traje, se me veía bien. Podría ser un nuevo color en mí armario próximamente.

Jamás espere que ella también se arrodillara ante mí en la coronación, pero lo hizo. Ambos éramos los gobernantes del Imperio pero la última palabra siempre la tendría ella. Ella tendría más poder que yo, pero como ella dijo; está unión es de amor, respeto, lealtad y confianza, no solo en nuestra intimidad, también de puertas para fuera cuando éramos un equipo y lideres de un Imperio.

Algo que me dejó descolocado totalmente fue pensar en la idea de que jamas tuve un dragón, hecho por el cual se burlaron muchas veces las personas y ahora tenía 20, que eran los más grandes del mundo y que obedecerian cualquier mandato que les diera.

Nuestra noche de bodas fue increíble, al principio la note tensa pero de a poco fue venciendo la timidez. Tuve sumo cuidado para que no le doliera más de lo que tenía que ser. Ahora, ella se encontraba entre mis brazos, pequeños rayos de luz entraban entre las cortinas de la habitación. Ella se empezó a remover dándome aviso que se estaba despertando.

- Buenos días esposa.

- Buenos días esposo- dijo soñolienta.

- Espero hallas dormido bien.

- Mejor que nunca- hizo el amague para moverse del lujar cuando soltó un quejido- Huh.

- ¿Estás bien?- pregunté preocupado.

- Me duelen las piernas horrible.

- Ayer no parecías quejarte- dije divertido. Y me dio un manotazo.

- Es mejor ir a desayunar.

- Que traigan el desayuno mejor, iré hasta la cocina para avisarle a las cocineras, pero no quiero dejarte.

- No te quieres apartar de mí ¿Eh?- Y me beso divertida.

- Quería decirte algo.

- ¿Que pasa?- dijo con preocupación cuando yo ya no tenía una sonrisa.

Algo que le había dicho y que aún seguía en pie, era que me encantaría tener hijos con ella. Pero tampoco me esperaba casarme al otro día de pedirle matrimonio.

- Se que te dije que quería tener hijos contigo y sigo queriendo pero... estamos en guerra con las ciudades esclavistas y tener un bebé justo ahora te limitará a no poder entrar en batallas y se que eso lo disfrutas. No creo que ahora sea el momento adecuado para engendrar hijos.

- Tienes razón, no lo había pensado. Entonces creo que deberíamos esperar. Las conquistas y guerras no terminar nunca seguro, pero entremedio podríamos intentarlo. Será mejor que me haga un té de luna.

Ambos nos pusimos batas, yo fui hacia la cocina en busca que nos llevarán la comida y Anastasia fue hacia un salón que tenia cosas de magia y curación. Salí sin el parche, desde que ella me lo quito no me lo he vuelto a poner y creo que eso seguirá así. Ella tomo el té encuanto estuvimos en la habitación y luego empezamos a desayunar. Me explico como funcionaba el idioma olímpico y me enseñó pequeñas frases y pronunciación.

Al terminar, nos enredamos entre las sábanas nuevamente. ¿Me podrían culpar? Tengo a la mujer más ardiente como esposa.

Luego de eso, decidimos ir hacia los volcanes en busca de los dragones. Ella me los presentaría y volariamos en ellos. Cuando llegamos, los pude detallar mejor que cuando aparecieron en batalla y que ayer en la boda. Eran colosales y magníficos. Ellos se dejaron acariciar por mí.

- Es hora de montar. 

- Nose como montar un dragón.

- Nadie lo sabe hasta que monta uno.

Ella se acercó a uno y yo hacia otro que bajo su cuerpo y use su ala como escalera.

- ¿Y de qué me sujeto?- pregunté al no tener montura ni riendas.

- De lo que puedas.

Ella le indicó a su dragón que volará y yo hice lo mismo. Los demás dragones nos siguieron. Finalmente estaba montando un dragón. Se sintió igual de liberador que volar por mi cuenta sólo que de esta manera yo no me cansaba tanto. Las personas salieron a ver a los dragones, debería ser una gran vista ver 20 dragones volando libremente. Cuando bajamos a tierra aún estaba conmocionado.

Ocurrió lo que tanto había deseado desde niño.

**********************

Voten!!!

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 13, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

"Casa de los dioses"[aemond]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora