Capitulo 37

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—Largate de aquí, ahora ella es mia. Tu cumpliste con tu parte del trato, yo cumpliré con el mio—Adam le regalo una mirada a Mina para luego volver a mirarme—Tenemos muchas cosas que platicar a solas.

Mina se levantó con una mueca de disgusto ante la orden que se le habia dictado pero no dijo nada. Acomodo su vestido con una sonrisa juguetona y se acerco a Adam, plantando un beso sonoro en su mejilla.

—Ten cuidado con ella, no te confíes, esta muy enojada—le advirtió antes de salir moviendo sus caderas de manera exagerada.

—Podra ser todo lo peligrosa que quiera pero no lo es mas que yo —murmurro el para si mismo.

Camino hasta la silla donde se había estado Mina anteriormente y se sentó en ella, mirándome fijamente.

—Ha pasado mucho tiempo—admitio, dejando correr su mirada por todo mi cuerpo—Estas mas hermosa y muy cambiada.

—¿Tu crees?—mi tono fue sarcástico.

Su mirada se volvió seria y severa, miro a los hombres con los cuales había llegado.

—Dejenme solo con ella—ordeno.

En tan solo un par de segundos quedamos completamente solos, mirándonos fijamente a la cara con las emociones a flor de piel. Muchos recuerdos, muchos momentos juntos como para dejarlos en el olvido.

—Me sorprendió mucho en lo que te convertiste después de que me marche —confeso—No podía creer que mi niña se volviera una pequeña criminal.

Cerré los ojos con fuerza al recordar el sobrenombre por el cual solía llamarme mucho tiempo atrás.

—No me llames asi—espete, sintiendo la rabia crecer en mi interior.

Era un sínico y un desgraciado.
¿Como era capaz de hablarme y llamarme de esa manera después de todo lo que había hecho, después de todo el sufrimiento que me había causado?

—¿Porque lo hiciste?—pregunte sin tener que explicar a que me refería, el lo entendía mas que nadie.

—Tenia que llamar tu atencion—confeso como si nada—Y lo logre, solo que no de la manera que quería. Por eso tenia que buscar una manera de llegar a ti y que el daño fuera mas contundente, Zack fue la llave maestra a este plan.

Aparte mi mirada, intentando contener las enormes ganas que tenía de estallar en aquel momento.

—No sabes cuantas ganas tengo de matarte con mis propias manos—admiti con una sonrisa farsa.

—Jamas podrías, no te engañes a ti misma. Son demasiados momentos juntos como para que los olvides de la noche a la mañana—se levanto de la silla y comenzó a acercarse.

—Tambien son muchos momentos de dolor.

Mi cuerpo se tenso cuando una de sus manos se envolvió en mi cabello y tiro de el hacia atrás para que elevara mi rostro y lo mirara.

—Tu misma te lo buscaste— contestó de manera cortante.

—Te odio—escupi las palabras con desprecio.

Sus labios se curvaron en una sonrisa de medio lado mientras se inclinaba un poco y dejaba su rostro a unos centímetros del mio sin soltar mi cabello.

—Yo te odio mas—susurro antes de estampar sus labios con los mios en un beso forzado y violento.

Mi pecho se lleno de un sentimiento de asco y repulsión al sentir sus labios.

Intente apartarme moviendo mi cabeza de un lado a otro pero sus manos habían tomando mi rostro con fuerza, impidiendo que pudiera apartarme. Me negaba a abrir mi boca pero sus dientes tomaron mi labio con fuerza, causando que gimiera de dolor y que saboreara el sabor metálico de mi sangre. No perdió el tiempo y introdujo su lengua en mi cavidad bocal.

Gruñía con enfado al ver que no le devolvía el beso.

No soportando mas esta situación, mordí su labio con fuerza, de la misma forma como lo había hecho con el mio.

Su rostro se aparto del mio y soltando un gruñido de rabia, impacto su puño con mi mejilla.

Mis ojos se cerraron con fuerza, conteniendo el dolor, tragandome la impotencia de no poder defenderme a mi misma y estar a su merced.

Sus dedos se enredaron en mi cabello y tiraron de el con fuerza para que volviera a mirarlo, causándome más daño.

—Estoy seguro de que si fuera el no le negarías un beso—escupio, mirándome con rencor.

Mi rostro cambio por completo, tomando un semblante serio.

—No se de que estas hablando.

—No intentes ocultarlo, lo se todo—solto mi cabello con brusquedad —¿Que te había dicho de enamorarte de alguien que no fuera yo? ¿O es que acaso la última vez no fui lo suficientemente claro?

Mis cicatrices del costado parecieron arder antes sus palabras.

—Sigo sin saber de que estas hablando —conteste por lo bajo entre dientes, mi mejilla palpitaba y mi labio herido no paraba de sangrar.

—Veamos si sigues sin saber de que estoy hablando.

Se apartado de mi y camino hasta la puerta para después golpearla como si estuviera dando una señal.

Pasaron unos segundos cuando la puerta volvió abrirse y los hombres que hace un tiempo atrás habían llegado con el entraron, tirando un cuerpo en el suelo sin ningún cuidado.

Mi cuerpo pareció tener un colapso mientras comenzaba a moverme con violencia sobre la silla, al ver el cuerpo inconsciente sobre el suelo sangrar.

—¡¿Drew?! ¡Maldita sea!

Ella es "ELLA"Where stories live. Discover now