30 DÍAS OTP - Nanami × Satoru +18

Día 0 - Un estúpido reto

Un día como otro cualquiera para Satoru Gojō, que se encontraba aburrido en su casa después de la escuela. Aún quedaban un par de horas para que su esposo saliese de la oficina, impaciente tomó su móvil para escribirle. Aunque se encontró con un mensaje, pero de otra persona.

Itadori: ¡Profe, tiene que ver lo que encontré en Twitter!

Satoru: ¿El qué?

Itadori: Es como un reto para parejas, tienen que hacer 30 cosas en 30 días. Usted se casó hace nada, ¡Debería hacerlo con Nanamin!

Satoru: Claro que debería, ¡Pásamelo!

Itadori: ¡Yendo!

A los pocos segundos Itadori le mandó un enlace que lo llevó a una imagen simple, eran 30 tareas enumeradas. Al principio eran cosas simples pero conforme iba leyendo más un leve sonrojo se hizo notar en sus mejillas, aunque la curiosidad de hacerlo no se le iba.

Satoru: Nanamin, mira esto.

Nanami: Ahora no, Satoru. Estoy trabajando, ¿Qué quieres?

Satoru: Estás trabajando pero siempre me respondes rapidito, amor. ¿Ves que me amas~?

Nanami: Satoru, al grano.

Satoru: Quiero que hagamos esto.

Al mandarle el enlace esperó unos minutos sin despegarse del móvil, hasta que debajo del nombre de su esposo apareció "escribiendo...".

Nanami: No.

Satoru: ¿¡Ah!? ¿¡Por qué no!?

Nanami: Satoru, ¿Sabes qué es todo eso?

Satoru: Unos retos muy bonitos para demostrar que nos amamos mucho mucho. uu

Nanami: ... No. Hay cosas que ni siquiera conozco, no voy a hacer esta idiotez. Ya sabemos que nos amamos porque estamos casados.

Satoru: ¿No lo harás por mí?

Nanami: No.

Como era de esperarse, Satoru no iba a dejar de insistirle. Aunque no es como que a Nanami le disgustase ese aspecto de él, al fin y al cabo ya lo conocía demasiado. Y una foto del mayor sin sus características gafas de Sol en la que le hacía ojitos hizo que el rubio rodase los ojos y suspirase pensándolo por unos segundos.

Nanami: Está bien.

Satoru: Ves que no te cuesta nada consentirme. Te amo.

Nanami: Yo también te amo. Ahora déjame trabajar, Satoru. Nos vemos después. Adiós.

Satoru sonrió victorioso y dejó el móvil para tomar entre sus brazos un peluche redondo que le recordaba a Nanami abrazándolo. Se había salido con la suya y solo le quedaba esperar a que su esposo volviese para empezar con el primer reto: besarse.