Parte única.

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Enzo estaba en la sala de estar viendo un partido en la televisión, pero no estaba lo suficientemente concentrado como para no darse cuenta de que Julián acababa de entrar a la habitación. Aún así, no apartó los ojos de la televisión y eso hizo que Julián se acercara más, parándose junto al sofá en el que el rubio estaba sentado.

La comisura de los labios de Enzo se curvó en una sonrisa cuando escuchó a Julián comenzar a tararear suavemente, sabiendo lo que estaba haciendo para llamar su atención. Enzo suspiró y finalmente miró en la dirección en la que Julián  estaba parado, solo entonces se dió cuenta de que solo vestía un par de bragas. Se detuvo a sí mismo a pensar demasiado en ello al observar cómo sus labios se apretaban y sus mejillas se sonrojaban ligeramente.

“¿Cuál es el problema?” preguntó Enzo con dulzura, haciendo un gesto para que el chico se acercara. Aprovechó para poner la televisión en silencio mientras Julián se acercaba con una pequeña sonrisa en su rostro.

Enzo ni siquiera tuvo que pedirle a Julián que se arrodillara. El chico de inmediato se arrodilló en el suelo, se sentó sobre sus pantorrillas y no pudo evitar el instinto de acercarse a Enzo para abrazar su pierna con fuerza, frotando su mejilla contra sus pantalones sintiendo que su piel se calentaba, gimiendo suavemente en completa satisfacción.

Juli sintió los dedos de Enzo enredarse en su cabello, las puntas de ellos acariciando suavemente la parte superior de su cabeza haciéndolo sentir como si pudiera derretirse con solo esa pequeña caricia.

Sus dedos se deslizaron por un lado de su cara, deteniéndose sólo cuando estaban debajo de su barbilla, dándole un pequeño incentivo para levantar la cabeza y mirarlo a los ojos. Julián vio la expresión tranquila del hombre, y estaba casi seguro de que sus ojos se iluminaron cuando vio el collar rosa con una campana atada alrededor de su cuello.

“Extraño a papi.” Julián murmuró, sus ojos parpadeando lentamente, apretando la tela de los pantalones de enzo entre sus dedos, como si temiera que pudiera alejarse.

“¿Extrañás a papi? Pero si estoy acá.” Enzo habló con humor, tocándole la punta de la nariz con el dedo índice en una clara provocación.

Sabía exactamente lo que Julián quería decir y a dónde iba con eso. Le resultaba placentero jugar ese tipo de juego, viendo como su chico se rendía lentamente a la necesidad de ser tocado y mimado como se merece.

La situación era bastante simple: Enzo tenía reglas y Julián necesitaba seguirlas si quería ser recompensado y tener su aprobación. Cuando se rompen las reglas, se da un castigo para aprender una lección. Julián todavía estaba siendo castigado y por eso estaba allí, a los pies de Enzo tratando de revertir la situación.

Y no se podía negar, la idea de que Julián haría cualquier cosa para ganarse su perdón lo excitaba inmensamente.

“Q-quiero decirte que… En realidad, ya aprendí mi lección. Entiendo que estuvo mal y que no volverá a suceder, lo prometo.” Tartamudeó, pero había esa firmeza en su voz, sin apartar los ojos de los del dominante en un intento de demostrarle que estaba diciendo la verdad.

Y Enzo sabía que Julián estaba siendo sincero y que lo que pasó fue un error. Resulta que de todos modos se tuvo que dar un castigo, de lo contrario, su chico podría comenzar a dudar de su autoridad y volverse malcriado.

“Se que no volverá a suceder, cachorro.” Enzo sonrió, colocando una cálida palma en su mejilla, notando la forma en que la empujaba para tener más.

Julián giró su rostro y los suaves labios rosados tocaron su palma, seguido de un rastro de besos hasta la punta de su pulgar, el cual Enzo dejó presionado contra su labio inferior y que no se atrevió a mover. Julián estaba provocandolo, haciéndolo de la misma manera que lo hacía con su pija cuando quería que Enzo perdiera los estribos y lo empujara contra su boca.

Let me be your star  ☆ Enzo x Julián Onde histórias criam vida. Descubra agora