Will you marry me too?

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Tengo la sensación de que le hice un daño emocional a Sherlock. Tal vez fui muy lejos, pero si me lo preguntan, creo que valió la pena.

Lo estuve pensando hace tanto tiempo, planeando algo que Sherlock no pudiera darse cuenta. Es muy difícil ocultar un secreto a alguien que puede saber lo que has hecho en los últimos días con solo mirarte, así que mi odisea para comprar nuestros anillos de compromiso tuvo un largo camino que inició a finales del año 2022.

No es una coincidencia que mi propuesta se haya hecho casi exactamente un año después de pensarlo por primera vez. Yo realmente quise hacerlo en una fecha donde pudiéramos estar solos, teniendo la suficiente privacidad y, bueno, para variar, alejados de Londres. Simplemente quería que fuera especial y ciertamente siento que así fue.

Elegir los anillos fue complicado, pues Sherlock no es de usar ningún tipo de joyas. Fueron meses lo que me tardé para encontrar algún modelo que me convenciera. Si conocieran a Sherlock Holmes tan bien como yo lo hago, entenderían porqué tenía que tomarme el tiempo necesario para hacerlo.

Por supuesto, no pude encontrar un modelo ya listo, así que eventualmente me di cuenta de que, si quería que fuera especial, tendría que ser único. Compré unos anillos plateados (pagarlo fue otra odisea para evitar que Sherlock lo notara, pero esa historia no es necesaria contarla), las cuales luego mande a grabar, pero no nuestros nombres (eso sería demasiado predecible, como diría Sherlock,) así que, luego de pensarlo con detenimiento, la fecha en la que nos conocimos fue lo que se grabó en la parte inferior, la que, a su vez, que está unida por una muy fina línea hasta el símbolo del infinito que fue grabado en la parte exterior.

Sabía que esto le gustaría, estaba seguro de que algo tan poco común haría que le encantara. Y lo hizo. Lo amó. Sherlock lo observó con una sonrisa por un largo rato esa noche cuando nos abrazamos en la cama antes de dormir. Nuestra primera noche juntos comprometidos.


Para narrar los hechos de los días posteriores a la noche de la proposición, debo decir que, si bien sorprendí a Sherlock, él también me sorprendió a mí. Por eso mis palabras iniciales, no sabía el daño emocional que le estaba provocando a mi pareja con mi tonto plan para sorprenderlo. Spoiler alert, sí, él me perdonó al final de todo.

Entrando a mediados del mes de noviembre, cuando mi recién estrenada cuenta en Twitter ya empezaba a gustarme del todo, surgieron mis primeros nervios al respecto. Tenía los anillos conmigo desde hacía meses, pero al estar la fecha todavía alejada, pensar en ello solo era algo emocionante; ahora me ponía nervioso y, en ocasiones, inseguro de que no saliera como planeaba, después de todo, Sherlock puede ser un hombre impredecible incluso para los que lo conocemos bien.

No me malinterpreten, estaba seguro de que su respuesta sería un retundo sí; mi temor era que se diera cuenta de que se lo diría. Esta inseguridad empeoró cuando, de repente, en una de nuestras -muchas veces estúpidas- conversaciones en Twitter, él mencionó el hecho de dar un paso más allá. Siendo sincero, no fue necesario pretender que el tema era algo muy de segundo plano para mí, pues, lo vuelvo a repetir, dañó los sentimientos de Sherlock.

Pero así fue como continué, tratando de desviar el tema y, sin querer, Sherlock sintió ese rechazo de manera muy dolorosa. Progresivamente su actitud fue cambiando hasta sentirse malhumorado casi todo el tiempo. Porque así es como Sherlock demuestra su tristeza, con enojo. Dios, verlo así me hacía sentirme culpable, pero no había marcha atrás, no podía cambiar de actitud drásticamente, solo tuve que sobrellevar la situación lo mejor que podía.

La noche de Navidad fue bastante agradable, la pasamos en Londres con la compañía de nuestra amable arrendadora y amiga, la Sra. Hudson y nuestros amigos más cercanos, Greg Lestrade y Molly Hooper. Chocolate caliente, galletas, cena, brindis y, por supuesto, el talento de Sherlock con el violín. Verlo tocar y componer son de las cosas que más amo de mi vida. Ver sus manos expertas moverse, sus dedos posicionarse de manera tan natural para sacar las más bellas notas... por eso me fue tan tentador decir varias veces en mi cuenta de Twitter: Las manos de un violinista merecen ser adornadas.

Will you marry me too? [Johnlock]Where stories live. Discover now