Capítulo 8

8K 480 218
                                    

Pedri.

La voz de mi representante se cuela tan dentro de mis oídos que poco me falta para echarme a llorar.

No llevo una buena mañana. Nada más despertarme Fer me ha dicho que hasta mañana no va a pasarse por casa porque tiene unos asuntos importantes. He llegado tarde a la reunión pre-entreno y me he tenido que tragar la bronca del siglo por parte de Xavi. Salgo a entrenar y lo primero que veo es a Abril con otro chico. Y ahora esto.

He tenido suficiente ya con Gavi y Ansu riéndose de mí por haberme puesto celoso del mejor amigo de Abril y haberlos mandando a investigar como para tener que soportar más ridiculeces.

Al fin y al cabo sé a lo que me estoy arriesgando, pero yo solo quería pasar un rato con ella para que me arreglase el día.

Suspiro y me separo de Abril lentamente mientras ella mira al suelo avergonzada por la situación. Ni siquiera me despido de ella porque podría empeorar las cosas y supongo que ella lo entederá, así que empiezo a andar en la dirección donde se encuentra Héctor cruzado de brazos y con cara de pocos amigos.

No me dirige una sola palabra, empieza a andar hacia su despacho y yo le sigo por detrás, pero mi mente sigue pensando en Abril. La he dejado sola y estoy seguro de que no soy el único al que van a echarle la bronca.

Se me empieza a formar un nudo en la garganta justo antes de llegar a la puerta de su despacho. La abre y con falsa amabilidad me deja pasar a mi primero. Le hago un gesto con la cabeza a modo de agradecimiento y entro a la sala.

Se me cae el mundo a los pies cuando veo a Xavi ahí sentado porque sé lo que significa. Y el hecho de que ni siquiera me mire solo lo confirma. Xavi ha sido quien le ha dado el chivatazo a Héctor.

- Toma asiento, Pedri. - Héctor se sienta en la silla principal de la sala y espera a que yo me siente en una silla justo al lado de Xavi, en frente del escritorio de mi representante.

Trago saliva mientras el agonizante silencio empieza a incomodarme. Miro al suelo.

- ¿Cuántas veces te he advertido? - La pregunta de mi agente no consigue hacerme responder ni alzar la vista. - Parece que te estás tomando esto como un juego y no estás pensando en las consecuencias. - Al ver que no hay ninguna reacción por mi parte, descarga su enfado dando un golpe brusco en la mesa y consigue llamar mi atención. - ¿Me estás escuchando?

Asiento con la cabeza y me encojo de hombros, con los nervios y el miedo a flor de piel.

- ¿Qué quieres que te diga, Héctor? No sé que tiene que ver mi vida privada en todo esto. - El hilo de voz que sale de mi garganta me quita la poca autoridad que tengo.

- ¿No sabes? Todas tus acciones repercuten al club, Pedri.

Una carcajada débil sale de mi garganta por su comentario.

- Pero al club qué coño le importa si estoy con una limpiadora, con una millonaria o con ocho tías a la vez. Es mi reputación, no la suya.

- No es la reputación del club, pero sí es la mía también. No quiero representar a un mocoso que se va con la primera facilona de turno.

El pudor y los nervios de antes desaparecen, y la rabia empieza a ser más que evidente en mí.

- Si tanto problema te supone te buscas a otro a quien representar y dejas de dar por culo, Héctor. - Casi grito las últimas palabras.

La risa estridente de mi representante aumenta más mi enfado.

- Esto no funciona así bonito, no voy a perder la oportunidad de representar a una de las jóvenes promesas del fútbol español. - Abre un cajón de su escritorio y deja encima de la mesa un papel que parece un contrato. - Este es nuestro contrato donde accedes a que te represente hasta 2026, es decir, hasta que acabe tu actual renovación con el FC Barcelona.

Nuestro último baile - Pedri González Where stories live. Discover now