El equipo Howllet

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Jean me examino de pies a cabeza, podría decirse que no hay una parte de mí que no haya examinado. Terminaba de vestirme mientras miraba como Jean escribía muy concentrado algo en una hoja de papel, una vez que termino me acerque a observar. Era mi ficha clínica, salía mi fotografía, por el color de mis ojos puedo notar que es una foto antigua. Mi nombre, dirección, talla, estatura y peso. Más abajo puedo ver las recientes anotaciones, resaltado en rojo se encuentra la palabra peso, son cerca de diez kilos de diferencia.

— Es una baja importante - dijo Jean sacándome de mis pensamientos.

- Eso creo - murmuré. No pensé que fuera tanto.

- ¿Quieres decirme que ocurre? - pregunto en un tono maternal.

Suspire.

- Simplemente, no tengo hambre - respondí.

Jean me estudio con la mirada.

- ¿Segura? - insistió.

Asentí con una media sonrisa.

- ¿Fue Logan quien te pidió que hicieras esto, verdad?

- Estaba preocupado por ti, vino hacia mí diciendo que te veía delgada - dijo, rodee los ojos - ojalá se preocupara así mismo de esa manera.

 La miré atentamente.

- ¿A qué te refieres? ¿Logan está enfermo? - esas últimas palabras salieron demasiado desesperadas.

Jean sonrió para sí misma.

- Al parecer algo está mal con el adamantiun - respondió.

- ¿Cómo?

Jean me miro atentamente, como si hubiese tenido una idea.

- ¿Qué te parece si le preguntamos?

A los minutos apareció Logan. Mirándolo bien, parece cansado, como si estuviera resfriado o algo por el estilo. Jean se nos quedó mirando.

- ¿Qué tal está? - pregunto él devolviéndole la mirada a Jean.

- Ha bajado considerablemente, por lo demás se encuentra estable - respondió.

Logan ahora centro su mirada en mí. 

- ¿Acaso Stark no tenía comida para darte? - pregunto molesto.

- Claro que si había ... — Respondí un poco molesta - solo que yo no sentía hambre.

Ambos hicieron la misma expresión.

- Dejemos eso de lado ¿Qué es lo que te pasa a ti?

Logan pareció atragantarse con sus palabras.

- Nada - respondió mirando en otra dirección.

- !LOGAN! - regañamos jean y yo.

- !ESTÁ BIEN! Creo que algo está mal con las garras, el metal que tengo al parecer ... Me está envenenando.

- ¿Qué? - susurre.

- Estamos investigándolo, pero es lo más probable ...

- ¿Que ocurrirá contigo? - pregunte ignorando a Jean.

Hubo un silencio sepulcral, me siento aterrada, de repente. Siento que una parte de mí se encontrara lista para recibir un golpe letal.

- Nada malo - dijo este.

No quiero saber, no quiero enterarme. 

- Bien - dije con fingida conformidad.

Jean, que nos había estado observando en silencio, nos sonrió a ambos.

La chica mutante IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora