𝑮𝒐𝒐𝒅 𝒈𝒊𝒓𝒍 | ꜱᴄᴏᴛᴛ ᴍᴄᴄᴀʟʟ |

𝑻𝒓𝒆𝒔

- ¿A dónde fuiste anoche, Oli? -pregunte corriendo a su lado.

Había salido tan rápido, que ni tiempo de tomar su mano me había dado.

Oliver siguió caminando ignorando mi pregunta y mi presencia por completo, bufe fastidiada hasta llegar de nuevo a su lado y tomar su brazo para llamar su atención.

- Oliver, te hice una pregunta.

Él detuvo su andar, primero miro mi mano sobre su brazo y luego subió la mirada para verme a los ojos con una expresión que me intimido un poco, por lo que decidí bajar la mano lentamente sujetando los libros que traía a la mano contra mi pecho, sintiéndome pequeña bajo su mirada.

- Por ahí, Indra –respondió seco pasando una mirada rápida por el pasillo.

- Me tenías preocupada y no solo a mí, a tu madre también -añadí y él rodo los ojos.- Oliver, tu padre-

- Esta muerto, ya lo sé, no tienes que repetirlo –se giró sobre sus talones dispuesto a irse, pero lo tome de nuevo del brazo.- ¿Qué paso ahora, Indra?

- ¿Cómo estás?

Oliver no era muy emotivo que digamos, desde que éramos novios nunca lo había notado si quiera triste y ahora que su padre estaba muerto, está actuando como un patán, más de lo que ya era.

Por la expresión en sus ojos, temía que me respondiera de una forma tan grosera que me haría sentir mal.

- ¿Cómo crees que me encuentro, Indra? El idiota de padre está muerto, normal –acomodo su chaqueta.- no me llames más, iré a la práctica.

Solté un suspiro.

Mi papel como novia me obligaba a ser un apoyo emocional en ese momento. Comenzó a caminar de nuevo y trate de seguirle el paso porque no quería dejarlo solo, quería estar para él, quería que sintiera que no estaba solo y podía contar conmigo.

- ¡Indra, no molestes ahora, me irritas!

Detuve mi andar encogiéndome en mi lugar.

Las personas que estabas cerca o pasando escucharon todo y nos miraron sorprendidos. Oliver noto que la gente estaba viéndonos y levanto su mirada de superioridad intimidándolos y todo el mundo fingió que nada había pasado, volviendo a lo que estaban haciendo.

Como siempre.

- Lo siento.

Mi voz sonó apagada. Él no le tomo importancia a mi respuesta porque siguió caminando sintiéndose superior a todos, lo sabía, lo podía ver en como erguía su cuerpo y miraba a todos como si fuera el dueño de todo y de todos, aunque siempre había sido arrogante, hoy lo estaba siendo más.

Los preparativos del entierro de su padre estaban en marcha y no entendía que estaba pasando por su cabeza, su madre lo necesitaba más que nunca y actuaba como si nada hubiera ocurrido. Estaba llevando la pérdida de su padre de una forma un tanto extraña.