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—¿Te sientes mejor? —cuestionó, viendo que Gwinam lucía más relajado.
—Un poco. —respondió.
La lluvia aún seguía pero los truenos ya no eran tantos y ni tan fuertes. Estuvieron mucho tiempo en esas posiciones que las piernas de Hyejoon se durmieron por no haberlas movido de lugar.
Pero Gwinam estaba mejor así, por eso no dijo nada.
Movió sus brazos soltando la cintura de Joon y suspiró viendo al techo.
—Eso es bueno. Podemos estar aquí hasta que amanezca así que descansemos. —propuso.
—¿No vas a preguntar por qué vengo cubierto de sangre? —indagó, viéndola con curiosidad. —No dejabas de ver las manchas desde que estamos aquí. —explicó.
—Supongo que te peleaste con un zombie o te peleaste con un estudiante. —también pensaba que probablemente se alimentó pero no quería mencionarlo.
—Moría de hambre. —habló después de unos segundos. —Estaba ahí, sin nadie a su lado así que... no me detuve. —su tono de voz se escuchaba algo despacio y apenado.
Porque lo estaba.
No por haber mordido a Nayeon, sino porque no quería que Hyejoon le tuviera miedo. Más del que le debía tener.
Además, temía que en cualquier momento, gracias al olor tan atrayente de ella, él pudiera hacerle daño. Se esforzaba por controlarse frente a Hyejoon, preferiría aventarse de la ventana antes de morderla —literalmente y convertirla en un zombie—.
—Cuando estás así, ¿pierdes la cordura? Es decir, puedes solo pensar en comer en ese estado y una vez que estás bien, vuelves a tus sentidos, ¿no? —se dio cuenta de que ella estaba buscando una justificación.
Y realmente podía ser justificado pero... Gwinam aún tenía fuerza de voluntad para no atacar a alguien, sin embargo, le daba igual si estaba controlado o no.
