Tiger [Minlix]

08

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Fin de semana uff, por fin el preciado y necesitado fin de semana había llegado y cierta criatura con un sol en la cabeza estába arrastrando por las patas traseras a un perezoso y dormilón tigre.

—Pesas... demasiado.— Dijo Felix mientras se dirijian a la bañera.

El sonido de garras dañar la madera del suelo lástimaron los oídos de Felix, haciendo que frunciera el ceño.

—¡Lee Minho, deja de hacer eso!— Pidió Felix dirijiendose hacía el cuarto de bañó.

El tigre rugió, un rugido de completo sufrimiento y decepción, dándole al rubio una mirada de completo dolor cuando le observó llenar la tina con agua refrescante.

—¡Debes ducharte, gatote sucio! ¡Sólo mírate! ¡Tus patas son cafés de lo sucias que están!— Señaló Felix.

Este no mentía, horas antes, una deliciosa lluvia que vino a crear el peor lodo, sacando el lado juguetón de Minho y pues... ahí lo tiene, un tigre llenó de barro sin ganas de querer ducharse.

—Meeeeeeooooww.— Maullo de dolor el tigre.

—Nada de meow jovencito, te
ducharás.— Dijo Felix completamente decidido y lo tomo de las patas delanteras, así metiéndolo a la tina de poco en poco.

Minho dejó de quejarse y Felix comenzó a enjuagarlo primeramente, lucía concentrado en dejar limpio a su minino gigante y el tigre realmente se dejó hacer por él, pues los ojitos del rubio brillaban de una manera que le cautivaban demasiado, y si por ver ello implicaba dejarse mojar y aromatizar por cabeza de sol, pues lo haría.

—¡Luces tan feliz en la ducha honnie!— Musitó Felix contento, formando una líneas finas en sus ojitos gracias a su media luna perlada, pasando ahora las espuma del shampoo en su pelaje.

El tigre ahora tenía una expresión de completa amargura, observando con incredulidad al pequeño chico feliz.

—Me lo vas a agradecer, serás un tigre completamente oloroso y abrazable por mi.— Dijo Felix arrugando su naricita tiernamente.

Minho levanto sus orejas al oír aquello ¿Ser abrazado muchas veces por cabeza de sol? ¡Joder! ¡Duchenme en aromatizante en este maldito momento! Pensó el tigre con ojos brillosos. El tigre amaba los abrazos de Felix, porque en ellos se sentía un minino completamente consentido por su dueño, además, el calor de cabeza de sol para el era algo acogedor, una segunda casa, un lugar donde podría dormir horas y horas. Y Minho, por más que sea muy orgulloso y rudo, amaba los abrazos, más si venían de Lee Felix. Las pequeñas manitas del rubio parecían nubes sobre su felino cuerpo, siendo tan suaves y relajantes a la vez, un tacto tan dulce como la miel, un pequeño ronroneo escapó del tigre, haciendo sonreír al chico.

—Sabia que te gustaría la ducha, gatote salvaje.— Menciono Felix sonriendo.
—¡H-honnie!— Chilló cuando Minho lamió su mejilla en un "beso".