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Siempre pensé que Park Hyunjae era la mujer con la que pasaría mi juventud, mi adultez y mi vejez. Que sería esa persona con la que moriría, por la que moriría. Aún lo es. Pero ella no siente lo mismo por mí.

La he dejado ir antes, cuando los tiempos se volvían difíciles. Hoy se siente definitivo. Sé que después de hoy no recibiré un mensaje preguntándome si ya estoy en casa, aunque querré recibirlo. Me siento incompleto y aún la tengo frente a mí.

Mi vida es injusta y lo siento en mis huesos como el frío del invierno de Seúl. Estamos en un parque público, pero mi rostro está cubierto completamente. Estamos tan condenados y jodidos que ella no puede ver el dolor en mis ojos; sé que puede escucharlo en mi respiración.

—Nunca podrás amar a alguien como yo —suelto, pero es mero despecho. No me siento de esa manera. Y sé que estoy siendo injusto porque ha aguantado todos estos años, siete inviernos como este viviendo en la sombra mientras oculto que la amo. Pero ha llegado a su fin. Ella ya no me ama.

—Joon —me habla y veo el humo de sus palabras disiparse bajo la farola de luces cálidas. No puedo escucharla, porque voy a flaquear y voy a rogarle. Amar es dejar ir. Ella me deja ir porque no me ama. Pero no quiero dejar ir una parte de mí. Si la dejo ir, todo lo que soy se irá con ella.

—Buenas noches, Hyunjae —Me voy y me duele que lo último que le dije haya sido tan cruel. Intento protegerme.

Camino hasta el estacionamiento del parque, queda justo frente al río Han. Paso por un par de personas y siento mi cuerpo tensarse. Tengo miedo de que me reconozcan. Los escucho cuchichear. De reojo noto como me miran y regresan su vista detrás de mí, donde estaba Hyunjae, o quizá aún está, pero eso no lo sé. Si me detuviera cada vez que pienso está hablando de mí, estaría inmóvil toda mi vida.

Subo al asiento copiloto de mi auto sin decir una palabra. Mi mánager suelta un suspiro y lo enciende. Probablemente intuye el desenlace de mi encuentro nocturno con Hyunjae. Me hago más pequeño en mi asiento y siento como el nudo en la garganta se vuelve más grande. No soy de llorar, pero recuerdo su sonrisa y las lágrimas salen de mí. Está tallada con maza y martillo, ni la erosión de los siglos por venir podrá borrarla jamás. 

Quiero apagar el ruido, necesito el silencio.

Nunca Habrá Silencio ┊ Kim NamjoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora