¿ Me estas Enamorando ?

#10

***Narradora***

Maléfica observaba el techo y las paredes de la habitación antes de que su mirada se topará con la espalda del hombre de cabello negro, ella lo mira por un tiempo, antes de sentirse a ella misma suspirar y recostar su cabeza de las almohadas, al ella darse cuanta de lo que acababa de hacer, rápidamente se endereza, sentada ahora en la cama, arrastro sus dedos en las sábanas antes de gruñir para llamar la atención del hombre. Diaval dirige su mirada a su Reina en respuesta, el estaba encorvado con sus codos recostados sobre el muro del balcón, Diaval se endereza y entra a la habitación sus ojos recorriendo a Maléfica de arriba abajo antes de mirarla a los ojos, sus ojos negros eh hipnotizantes la contemplaban silenciosamente – Si mi señora? – susurro al ver como ella lo miraba con tanta intensidad

Maléfica cierra sus ojos rompiendo el contacto visual, y mira hacia otro lado – ¿Dónde vas a dormir? – Pregunta con un tono serio, Diaval mira a su alrededor, dándose de cuenta de que solo tenían una cama, el aclara su garganta un poco sobrecogido – ahhm en el mueble supongo... – contesto rascando la parte de atrás de su cabeza, sus mejillas rosadas, Maléfica se le queda mirando a su pequeño sonrojo, para luego mirar a la puerta al Diaval girarse a mirarla, la mano de la hada suavemente apretando su falda un poco pasmada. – bien, entonces a dormir – Diaval asiente y se encamina hacia su mueble, quitándose la mariconera que Maléfica le había creado antes de comenzar el viaje. El hombre mira hacia atrás en dirección a su Reina antes de que su mirada se topara con otra puerta, el peli negro se dirige hacia esta y la abre curiosamente, achinando sus ojos tratando de ver en la oscuridad, el agarra una vela que estaba sobre la mesa de noche y alumbra hacia el cuarto - ¿Qué es? – pregunta la hada

Es un cuarto de lavado, los humanos lo utilizan para lavar su cuerpo – responde el hombre, prendiendo las velas dentro este nuevo cuarto de lavados, Maléfica se levanta y entra al mismo - ¿Cómo funciona? – pregunta, tocando una bañera la cual tenia una gran cubeta de agua limpia a su lado, y fuera de esta tenia los jabones y una cubeta más pequeña, el peli negro examina a su Reina, y trata de tomar aire en silencio, su quijada apretándose – uhm... Bueno, usted tendría que desvestirse y enjabonar su cuerpo con estos jabones, y con ayuda del agua enjuagarse – explico el antes cuervo, señalado a cada cosa cuando eran mencionadas – okay – afirmo Maléfica, quitándose la chaqueta – ESO!!! ¡¡Lo hacen en privado mi señora!!- exclamo, su rostro tornándose un rojo intenso mientras que se cubría los ojos y giraba su cabeza hacia otro lado, caminando hacia la puerta y chocando con el borde de este torpemente – Pues vete. – gruño la hada y Diaval rápidamente sale del cuarto de lavados y entre cierra la puerta, caminando a su mueble, sentándose, su rostro un rojo carmesí, el sacude su cabeza y aprieta su cabello en un puño – Dios que calor...- susurró tratando de calmar su corazón, maldiciéndose a si mismo dentro de sí.

Maléfica lo observa por el pequeño espacio que el hombre había dejado en la puerta, la hada sonrió burlonamente, desvistiéndose, tocando su espalda con sus dedos y recordando lo que le habían hecho, la hada frunce su ceño, entonces toca la bañera y se mete con cuidado y con la cubeta se tira un poco de agua encima. Diaval mira a la puerta cuando escucha el agua caer dentro de la bañera, y traga audiblemente. El hombre se levanta del mueble, caminando a la cama tocando donde Maléfica alguna vez se había recostado, y sus ojos se tornaron oscuros, el cuervo mira a la puerta del cuarto de lavados y respira profundamente. Antes de salir hacia el balcón sus manos apretados en fuertes puños. – contrólate. –

***30 minutos después*** Narradora ***

Maléfica sale del baño acobijada con una manta y vestía un pijama de una pieza, era como un traje negro, asta sus rodillas, de telas ligeras y suaves, su cabello suelto se deslizaba sobre sus hombros, sus ojos verdes iluminados con curiosidad satisfecha, le había gustado el darse un baño. –Ya terminé – afirmo Maléfica trepándose sobre la cama, Diaval estaba acostado en el mueble con su brazo sobre sus ojos, el mismo se enderezó al escuchar a la Hada entrar nuevamente a la habitación – ¿Qué opinas del cuarto entonces? – Pregunto girándose en el mueble hacia ella – No estuvo desagradable... Te toca a ti. –

¿A mí? – Pregunto mirándola, apuntándose a sí mismo – Si, ya yo lo hice, te toca. – El antes cuervo la mira confuso, pero decide no hacer mas preguntas y camina hacia el cuarto de lavados y entre cierra la puerta. Maléfica se levanta de la cama y se sienta en el mueble en el otro lado del cuarto donde Diaval antes estaba recostado, y observa el juego de mesas, antes de que su atención fuera robado por el pequeño espacio entre la puerta del baño, donde logro observar cómo Diaval se quita su chaqueta y la deja caer al suelo, y comienza a desbotonar su camisa y la deja caer por sus brazos, exponiendo sus brazos y pecho, el hombre se dio la vuelta y Maléfica muerde su labio contemplando su fuerte espalda, en ese momento se nota movimiento en la banda de la cintura de los pantalones del cuervo. La puerta se cierra silenciosamente, Maléfica la había cerrado con su magia, la Hada sentía como su corazón rastrallaba contra sus costillas, y su rostro se ponía caliente. La Reina del Páramo gruño a la reacción de su cuerpo a tal escena, pero no podía evitar ese calor que se esparcía por su pecho, en ese momento, la Hada se levanta y se tira sobre la cama, decidiendo ahogar tales sentimientos con el sueño.

Diaval sacude su cabello saliendo del cuarto de lavados, y suspira con satisfacción, el recién baño lo ayudo a relajar sus nervios. El mira hacia la cama y encuentra a su Reina dormida bajo las sábanas, Diaval camina a través del cuarto, cierra las puertas hacia el balcón y regresa a su mueble donde se acuesta a dormir, sus pies sobre uno de los brazos del mueble, su brazo sobre sus ojos, su otra mano en su bolcillo, el pelinegro suspira, y se relaja, quedándose dormido unos segundos después.