Mad as a March hare

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Toni había sido llevado a un psiquiátrico para que pudieran ayudarlo, aún que esté no parecía querer cooperar, no tenía razones, no tenía nada, Conway no lo amaba, su padre nunca lo quiso y le habían quitado a su perro, este último lo tuvo por poco tiempo pero eso no quitaba que le haya tomado cariño.

Un día Conway entro por la puerta de su habitación, su cuarto era pequeño de una cama y un par de objetos, nada especial. Pero ver a aquel hombre era una sorpresa.

—Vete... -dijo Toni desviando la mirada- ¿Sabías que Gustabo me dijo que jamás lo visitaste? Todo esto me provoca asco, me das asco.

—Sabes que no es verdad, gustas de mi -mira una mueca en su cara- se que no has puesto de tu parte para mejorar mentalmente.

—¿Porque lo haría? Nunca he estado bien y he tenido una buena vida.

—Una llena de mentiras y alucinaciones.

—No es cierto -se cubre los oídos-.

—No puedo corresponder tus sentimientos si no estás mentalmente bien.

Toni cierra los ojos y comienza a lalalear para no escuchar al contrario. Sabe que está mal, pero no quiere ser ayudado por temor a que le suelten la mano y lo dejen abandonado, Gustabo le hizo volver a tener ese miedo cuando creyó haberlo dejado enterrado, pero ahora era él quien estaba encerrado en un psiquiátrico, solo, aunque... Conway estaba ahí, frente a él, pero nada aseguraba que se fuera a quedar.

Sus manos fueron sujetas asustandolo, pero antes de poder reaccionar fue besado en los labios por aquel hombre mayor que tantas veces le dijo que no lo amaba, no pudo corresponder el beso porque estaba shockeado.

—Dejame ayudarte Toni, por favor.

—¿Porque? Si tú también estás mal mentalmente y tampoco haces nada por mejorar, es muy hipócrita de tu parte todo esto.

—Lo se, pero te diré algo, buscaré ayuda para que ambos podamos superar nuestros problemas.

Sonríe —No se si creerte.

Conway le dejo un beso en la frente y salió de la habitación, un guardia cerro la puerta y se quedó vigilando, volvió con su amiga pensativa.

—Trucazo me dijo que Toni lo envenenó con comida, por lo que te estaba ocultando el quebrantamiento de su mente.

"¿¡Dónde está!?" Escucharon ambos a lo lejos hasta que apareció frente a ellos Carlo Gambino, se sorprendieron pero fue hasta él, con suerte podrían arrestarlo.

—Carlo Gambino, soy Michelle Evans, de la CIA -le muestra la placa-.

Mira la placa —Usted no me asusta, tengo la protección del FBI, osea de Horacio Pérez, Viktor Volkov, Maia y Madison.

—Madison -se queja entre dientes- lo siento pero no permitiremos que vea a Toni Gambino, por seguridad.

—¿Están locos? El hecho de que estemos separados es lo que lo tiene así, la historia podría volver a repetirse.

Conway interviene —¿Cómo que volver a repetirse? Habla spaghetti.

Rueda los ojos —Cuando niños mi padre decidió separarnos a Toni y a mi, ya era en una época que nos hicimos muy únicos, por lo que eso provocó que su mente se nublara -hace una mueca- ¿Esto no se agregara a los cargos, verdad?

—Habla.

—Toni envenenó a todos los estudiantes de la escuela.

—¿Que? -interrumpio ella- ¿Entonces porque los medios dijeron que fuiste tú?

It's Fine [Tonway]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora