El Caso De: El Asesino Del Rey

Prólogo

Martes 28 de septiembre de 1965.
París, Francia.
Hora: 20:58:45.

Apunto de dar las 21:00 horas en París, Francia, el excéntrico y multimillonario gobernante de la ciudad Antoine Reginald trabaja en su oficina con una ventana que da vista a la Torre Eiffel, a su lado derecho otra ventana donde da al patio de su gran mansión.

El cielo ya había dado lugar a la luna y las estrellas brillaban entre algunas nubes.

La familia Reginald ha estado al mando de la ciudad por varias generaciones, pues esta es la forma de gobierno en este universo, es una especie de reinado, donde el mando pasa a ser del hijo seleccionado del gobernante cuando este fallece.

Desde hace muchas décadas atrás, los Reginald compitieron contra la familia Beaumont y la familia Abbadie, dos adinerados clanes, por el mando de la ciudad, siendo victoriosos los primeros por tener más poder económico y ganarse la confianza del pueblo.

Antoine Reginald, un hombre de cincuenta y nueve años, trabaja desde la oficina de su gran mansión a las primeras horas de la noche. Revisando documentos y las citas de la agenda. En esta semana tendría varios compromisos importantes como el alcalde de la ciudad.

Las campanas de la catedral sonaron, dando las 21:00 horas del día. Fue así que al sonar entonces la última campanada un fuerte estruendo resonó por toda la mansión de la familia, fue ese sonido seguido por el grito aterrado de una mujer.

Los hijos del alcalde: Réchard, Rupert y Roxanne, cada uno desde la habitación que se encontraban, escucharon el estruendo y corrieron hasta la oficina de su padre, cerca de la puerta encontraron a Angelique, su ama de llaves, una mujer de cincuenta años, sumamente aterrada y nerviosa. Tanto que arrojó al aire la bandeja que contenía una taza de café que llevaba a la oficina de su jefe.

- ¿U-ustedes también... escucharon e-ese sonido tan fuerte? -preguntó Angelique con notable pánico.

- S-sí... -asintió Rupert, el hermano de en medio, quien tendría veintisiete años de edad- ¿Ti-tiene idea... qué pudo ser? -inquirió preocupado.

- Fue... fue el sonido de un d-disparo... -comentó la mujer en un hilo de voz.

- ¡¿Q-qué?! -la hermana menor, Roxanne de veinte años, estaba horrorizada.

- ¿S-sabe de... de dónde vino ese sonido? -cuestionó el hermano mayor, Réchard de treinta y dos años, quien se puso frente a sus dos hermanos.

- Se escuchó afuera de la mansión... a-afuera en el patio... por la oficina de su padre -tartamudeó la mayor con temor.

Réchard, preocupado, abrió la puerta de la oficina.

No demoró mucho en reaccionar.

- ¡NO! ¡NO ES POSIBLE! -gritó escandalizado.

Angelique y los dos hermanos se alarmaron e inmediatamente corrieron hacia el hijo mayor.
Un grito agudo de horror por parte de las mujeres se escuchó, seguido de un grito de dolor del hijo de en medio.

Antoine yacía muerto en el suelo sobre un charco de sangre creciendo bajo su cabeza.

- ¡N-NO! -exclamó Roxanne cubriendo su boca con sus manos.

La ama de llaves dio un paso hacia atrás, recargándose en la pared para luego deslizarse lentamente al suelo.
Réchard corrió al cuerpo de su padre, negando con desgracia.

Rupert, en cambio, permaneció estático, mientras lágrimas salían de sus ojos, sin producir sonido alguno luego de aquel grito de dolor. 

¿Qué ocasionó aquella trágica escena?

Pronto Rupert se encontraba frente al teléfono, sujetándolo entre sus temblorosas manos.

No había nadie que contestara, así que decidió dejar un mensaje de voz.

Estaba seguro que él los podía ayudar, pues era un hábil y admirable detective, quien, junto a su compañero y amigo, han sido capaces de resolver los casos que la gente de la ciudad les presentaba.

Alban Camus y Maciel Bordeau eran los más aptos para resolver El caso del asesino del rey.

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Hola, espero que les haya gustado, no olviden votar, comentar y compartir.

Tercera historia creada, primera historia que creé y retomé de la manera más precisa para darla a conocer.

Espero les sea de su agrado.

Nos vemos.

Violett_User