"Ella odiaba con todo su ser esta época del año, siempre le pasaban cosas malas.
Primero: Se rompió el brazo saliendo de la casa de su mamá.
Segundo: El chico que le gustaba la dejo plantada el día del baile de navidad, causando que un grupo de chic...
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+18 Levanten las manos pecadoras 🤭
—¿Qué haremos?
No me contesta porque intenta llamar otra vez al mecánico y el resultado es un éxito, porque le responde, pero está a una hora de dónde nos encontramos, Oliver le dice que se dé prisa, suelto un suspiro entrando al auto porque tengo demasiado frío, él viene detrás de mí sentándose en su asiento, nos quedamos en silencio, mis dientes empiezan a castañar, de verdad odio el frío, soy demasiado sensible y ahora sin la calefacción soy más vulnerable a él.
—Ven, para abrazarte.
—Será muy incómodo.
—Si te sientas encima de mí, no.
—Solo te estas aprovechando de la situación.
—No quiero que te enfermes ojitos lindos.
—Ya cállate.
Se ríe cuando golpeo su hombro, me levanto del asiento para ir a sentarme encima de él, opino que es una mala idea, pero es lo único que hay, cuando mi trasero golpea con su ingle sus brazos me rodean por la cintura, atrayéndome hasta que su pecho haciendo que se una con mi espalda, agradezco internamente cuando su calor envuelve todo mi cuerpo, luego de un rato dejo de temblar, los minutos pasan lentos, me aburro apoyo mi cabeza en su hombro.
No encuentro que hacer, siento como mis pies se están durmiendo, me muevo tratando de acomodarme y despertar mi cuerpo, pero parece que desperté otra cosa, me sonrojo cuando siento su erección quemándome el trasero, le lanzo una mirada por el retrovisor, él solo alza sus manos diciendo que es mi culpa por moverme así, me quedo quieta, pero su monstruosa erección no sede, trago con fuerza e intento moverme otra vez, pero me detengo.
No puedo creerlo.
Aunque me hace sentir halagada que con solo moverme le haya provocado una erección, y eso que no me ha visto desnuda, quizás le da un infarto, me río de mis pensamientos, Oliver me mira en silencio, sus manos van a mi cintura jalándome hacia él, mi espalda vuelve a tocar su pecho, en esta posición se siente más su abultado miembro, maldición, no podré moverme cuando mi pie se vuelva a dormir, creo que sería mejor volver a mi asiento y morirme del frío.
—Lo siento —susurra bajito en mi oído, su aliento me hace cosquillas, sus dedos en mi cintura acariciándome me dan escalofríos, humedezco mis labios, está haciendo calor mucho calor.
—¿Por lo de tu erección?
—No, eso lo provocaste tú —suelto un grito de indignación, pero me mantengo quieta —. No quería dañar la cita.
—No es tu culpa que el auto se haya averiado, son cosas que pasan.
Nos quedamos en silencio luego de la corta conversación, agarro su mano para mirar la hora en el reloj y solo han pasado diez minutos desde que él llamo al mecánico, la espera se me hará muy larga, más con su cosa poniéndome cada vez más nerviosa y deseosa, tiene que ser que estoy ovulando, no encuentro otra razón lógica, aunque también hace un año que no tengo sexo, quizás sea por eso, no había tenido tanta proximidad con otro hombre.
