LCDEYM | ❝Solo enfocate en mí sin importar que digan los demás❞
Aenarys Targaryen es de esas mujeres que son veneno y antídoto a la misma vez.
Al que quiere curar, cura.
Al que quiere matar, mata.
Es por eso que su odio va dirigido a Lu...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
UN DULCE BESO. UNA AMARGA CACHETADA. UNA RECONCILIACIÓN
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Maratón 2/2
↬†ஓீۣۣۣۣ፝ۜ፝ۜ͜͜͡͡ Aenarys agradecía a la casa Tyrell por abrirle las puertas de su hogar; agradecía por haber conocido Highgarden y con ellos la moda que allá se usaba.
La Targaryen amaba los vestidos que tenían una abertura en una de sus piernas. La hacia ver más sexy y mucho más madura de lo que aparentaba. Pero especialmente amaba esa abertura porque tranquilamente podría sacar sus preciosas dagas sin la necesidad de estar levantándose todo el vestido rojo.
Por eso, para toda la sala le fue sorprendente cuando vio dos hermosas dagas en las manos de la primogénita de Daemon.
Una daga fue a parar en la mesa, demasiado cerca del príncipe Aegon. Haciendo que la Reina suelte un grito, horrorizada.
—Déjalo ir—ordenó agresivamente para que liberara a su prometido, mientras que con su otra mano sostenía otra daga en dirección a Jacaerys, a la vez que tenía a Aemond a sus espaldas—. Y tú, vuelves a golpear a Aemond y tu rostro quedara irreconocible.
Los guardias se acercaron a Aenarys con sus armas en alto. Fue Sir Keller quien se encargó que ningún guardia se acercara a su Lady con su lanza en alto.
—¡Aenarys!—gritó Daemon mientras se acercaba a su hija.
Jacaerys se mostró ofendido mientras la daga seguía apuntando en su dirección.
—Somos tu familia—escupió.
—Eres solo la familia de mi prometido.
Daemon aprovecho ese intercambio de palabras para quitarle la daga a su hija. Como era esperado, no fue suave con ella. Su arrebato ocasionó que empujara a Aenarys hacia atrás para que dejara de portar el arma. Ella estuvo a punto de caer, sino fuera por lo brazos de Aemond que estuvieron ahí para agarrarla.
