7-Briana.

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He estado un  tiempo observándola, cada vez me llama más la atención, su forma de andar como si el resto del mundo la intimidara, esa dulce voz que tiene y que tiembla cuando hablo con ella, lo roja que se tornan sus mejillas por los nervios que le causo cuando estoy junto a ella y por último, pero no menos importante, esa mirada inocente que me hipnotiza cada vez que me mira. Realmente no sé lo que siento por ella, es más que una atracción, pero creo que no llega a cariño, tal vez  sea porque se resiste a mí, porque quiero traspasar esa barrera que tiene, y ella me lo impide, pero sé que conseguiré mi objetivo, sé que acabará rindiéndose a mí, ya he iniciado mi camino hacia ella y nadie impedirá que llegue a mi meta, por fin estoy sentado a su lado en clase y, si os digo la verdad, su olor es embriagador, tiene un dulce aroma a flores que se mezcla con el suave olor de su sangre pura, sin imperfecciones.

-En que piensas- dice Briana con verdadera curiosidad al ver una sonrisa dibujada en mi cara.

-En ti- le digo guiñándole un ojo, haciendo que vuelva ese color rojo a sus mejillas.

-No seas tonto, porque tendrías que pensar en mí- dice con la voz entrecortada.

-Simplemente porque puedo y me gusta hacerlo.

-Es que no lo entiendo, ¿por qué me hablas?, ¿por qué no haces como todos y pasas de mí?

-Quiero saber que hay más allá de esa barrera que pones entre ti y el mundo- le digo acercándome más a ella.

-No hay mucho que saber, soy la que vez.

-Yo creo que sí, que hay más- le quito las gafas y me colocó haciendo que nuestros ojos queden a la misma altura- quiero conocer a la chica que está detrás de esas gafas de empollona que usas.

-No sé qué intentas decir- dice con la voz entrecortada por los nervios al tenerme tan cerca.

Empieza a acelerársele el corazón, la sangre le empieza a circular más rápido y ese instinto primitivo vuelve a mí, noto como mis enormes caninos se apoderan de mi boca además de esas ganas de probar su sangre; me levanto y salgo de clase lo más rápido que un "humano" puede caminar, me dirijo a la salida del instituto pero en ese momento llega el profesor de guardia, un hombre bajito y medio calvo con bastante mal humor,  y me intenta obligar a retroceder, yo intento zafarme de él pero ante su insistencia lo cojo a hombros y me lo llevo al bosque que se encuentra detrás del instituto.

-Te dije que me tenía que ir, te dije que no me molestarás, te dije que no te atrevieras a tocarme- digo recalcando cada palabra que sale de mi boca- ¡Y tú no me hiciste caso!

-Déjese de hacer tonterías y lléveme de vuelta al instituto.

-¿Tonterías? no señor, no son "tonterías", es la cruda realidad- digo enseñando los dos grandes caninos que adornan mi boca.

El profesor se queda de piedra, noto como su pulso se ha ralentizado y la sangre le fluye más lento, el miedo le sale por los poros.

-Si esto es una broma, no tiene gracia señorito Siamon- dice con verdadero terror, notable en su pronunciación.

-No señor, no es una broma- digo y acto seguido me abalanzo contra su cuello, quitándole rápidamente la vida y saciando mi sed de sangre.

¿Os gusta cómo va la historia?, espero en verdad que , gracias por leer y seguir la historia ;-).

Briana en multimedia.

Ángel.Where stories live. Discover now