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Capítulo 22

D A N I E L

La trampa de la felicidad era caer en la misma rutina, dando por hecho el amor, los pequeños detalles y los te amo. La rutina apaga la llama, apaga lo que alguna vez creamos. Darlo por hecho, pasar por alto, no detener por un segundo el día a día para apreciar la luna o las estrellas, y antes, un atardecer con colores nuevos, apreciando la belleza de nuestra vida. La monotonía mata lo que alguna vez soñamos, lo que alguna vez nos hacía ilusión. No quiero que esto nos pase, no quiero darte por hecho. No quiero que nos distanciemos, no quiero tomarte por hecho. Quiero apreciarte, besarte, amarte diferente cada día. Amor, dime cuando falle y repongo el tiempo que te robé, las caricias que me faltaron darte y el te amo que debo decirte. Debo enamorarte cuando pueda, no quiero apagar el fuego. Eres mi Fernweh, deseo viajar pero en ti, en tu cuerpo y en tus pensamientos, hilar cada fragmento de tu corazón y unirlo al mío; quiero explorar, pero a tu lado; quiero aventurarme, si decides apoyarme. Quiero perderme en ti, por horas y por siglos, que nadie me saque de tu sonrisa ni de tus memorias. Quiero inmortalizarme a tu lado, junto a tu nombre; pertenecer a donde vayas y besarte la mano cada vez que pueda. Era tu brillo, era tu flor... todo de ti que aún me mantenía vivo... no sobreviviendo.

Este amor duele, quema y me da miedo... miedo a perderme de tanto amarte.

Languedoc-Rosellón, Francia. 15 de mayo, 2010.

Mi familia solía ser pesada, no le gustaban los intrusos. Todos crecimos con un derecho de nacimiento y que un extranjero se incluyera a la familia... era un sentimiento reacio. Yo mismo nunca me sentí bienvenido a mi familia. Era el extranjero, nacido en tierras lejanas...

Gabriela llevaba todas las horas desde el aeropuerto a las propiedades de mi familia muy nerviosa.

Ravi de vous rencontrer— me dijo Gabriela y yo cogí su mano entre la mía y dejé un beso.

Je t'aime— ella me apretó la mano con cariño y entonces aparqué en frente de la puerta de la gran mansión de mi familia Daurella-Montmorency.

—Tengo miedo — admitió y entonces me giré para ver a Gabriela —. Por una razón te alejaste de ellos y evitaste que los conociera antes.

Yo suspiré, era cierto. Antes que Gabriela fuera anunciada como una heredera, tenía miedo que mi familia la hiciera sentir mal por su pasado. Yo quería protegerla de mi propia familia que podía ser una mierda cuando se lo proponía.

—Mis padres te adoran y estoy segura que mi tía Collete te amará. Lo más importante de todo, es que yo te amo y te voy a defender. Te he escogido, ahora, antes y siempre, eres tú y ahora tu y yo somos familia. Eres la familia que escogí y estaré a tu lado — ella me sonrió con más tranquilidad y me dio un beso.

—Solo no quiero sentirme fuera de lugar — yo le guiñé un ojo.

—Si estamos juntos, tú y yo somos lo que necesitamos. Te lo prometo, te sientes incómoda y nos vamos. Además solo serán tres días, luego te daré un viaje de ensueño. Iremos a la costa de Colliure y también nos iremos a Mosset, es precioso. Te juro que te va a encantar. Allí estaremos tu y yo, en nuestro lugar, en nuestro momento y jamás te sentirás fuera de lugar porque ambos pertenecemos a nuestro lado.

Fue entonces cuando le dije que contara a veinte segundos y ambos salimos del carro.

Gabriela miraba fascinada a su alrededor y extendió sus brazos para sentir la brisa y los rayos del sol que estaba ocultándose en la pradera.

—¿Después me llevarás a conocer los viñedos?

—Incluso haremos el amor allí — bromee con ella y la abracé por atrás para dejarle un beso en su mejilla. Justo sale mi padre a recibirnos con mi madre, ambos vestidos casi de gala.

Hermosa Imperfección (Beautiful Imperfection)Onde histórias criam vida. Descubra agora