11: Lo intenté

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Abrí la puerta de casa sigilosamente para no hacer ruido. Al final hablé con Aeri de cenar pizza fuera de casa y acabamos hasta tarde, solo que Aeri terminó yéndose con Somi a tomar algo y yo no estaba de humor.

Era casi la una de la mañana, tenía la esperanza de que Jimin estuviera dormida para no tener que hablar con ella, aunque ni siquiera sé cómo mantendremos una conversación, ni qué le diré.

Entré y cerré la puerta. Estaba todo apagado y suspiré de relajación. Fui hasta mi habitación mientras me quitaba la chaqueta y cerré la puerta tras de mí.

Prendí la luz al dejar la chaqueta en el ropero, entonces vi algo que me hizo dar un vuelco. Jimin estaba dormida sobre mi cama, probablemente esperándome. No os voy a mentir, me dio mucha ternura, pero cómo despertarla. No podía.

Busqué mi pijama para llevarmelo al salón y dormir en el sofá, pero de pronto la escuché hablar.

¿Hablaba en sueños?

—Minjeong... No... Quedate.. Quedate..

Cerré los ojos con fuerza y respiré hondo.

Se veía tan pequeña, tan frágil... Yo solo quería protegerla. Pero ya no más.

Antes de poder cerrar la puerta escuché que volvía a hablar, pero esta vez conscientemente pues se había incorporado en la cama.

—¿Min...minjeong? —dijo con voz adormilada.

Cuando se dio cuenta de que de verdad era yo se puso de pie. Por Dios, si te mueres del sueño, ¡ve a dormir!

—Minjeong, por favor...

—Ahora no, Jimin. Es muy tarde, estabas durmiendo —dije en voz baja.

—No, estaba esperándote. Por favor.

—No me apetece... —dije sin mirarla.

Tragué saliva. Esto estaba siendo más duro de lo que creía. Ella agarró mi mano y me congelé ante el tacto, tiró de mi hasta hacerme sentar sobre la cama y ella se sentó a mi lado. No, no me soltó la mano, y yo como idiota no hice nada.

—Solo déjame decir algo y después me iré, por favor.

La miré a la cara. Jimin estaba bastante cansada, se le podía notar en el rostro. Esta bien, haremos lo que sea que haga que te vayas a dormir ya y descanses.

—Di.

—Primero de todo lo siento —su agarre seguía firme en mi mano—, siento haber leido el diario. No sabes cuanto me arrepiento de haber seguido leyendo, no era justo, debí haber parado en el momento que vi la primera frase. Mil veces perdón por eso.

Agaché mi mentón y asentí.

—Y segundo, no pasa nada si sientes eso por mí.

—Jimin... —interrumpí y ella me hizo callar, su agarre se apretó aún más.

—Déjame terminar —suspiró—. Eres una persona muy importante para mí, podría decir que la que más junto a mi mamá. Nada ni nadie va a poder cambiar eso, voy a seguir a tu lado siempre, pase lo que pase y ocurra lo que ocurra.

—Pero... —esbocé una risa sarcástica pues sabía a qué venía esto.

Ella bajó la mirada y habló.

—Pero no te veo de esa manera, eres mi mejor amiga.

Esta vez fui yo quien se soltó del agarre.

—Yo ya sabía eso Jimin, lo supe desde hace años, por eso jamás imaginé contartelo. Por eso no deberías haberlo leido.

el arte de enamorarse | winrinaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz