01. Megumi Fushiguro

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We're kissing in the bathroom.❞

Era el tipo de chico que callaba la boca en los momentos adecuados e inadecuados. No tenías muchas expresiones por su parte, vivía enfadado y con el ceño fruncido, teniendo problemas casi siempre por aquello. Parecía un maleducado.

Pero esta vez era distinto. Habían organizado una fiesta y Megumi Fushiguro, aunque no se crea, había bebido unas cuantas copas, hasta pasarse de la raya. Ahora estaba mareado, pero con una paz que nadie podía quitarle. Los cuatro, Itadori, Fushiguro, Kugisaki y aquella chica que a Megumi le gustaba tanto, saltaban al ritmo de la canción, mojados con alcohol.

Mientras, Megumi y la chica, estaban pegados uno al otro, Megumi sentía los pechos de ella en su pecho. Mordiendo su labio, soportó la tentación y siguió bailando. Ella se dió media vuelta, pegando su espalda al pecho de Megumi, dejando sin respiración a este.

Ella frotó sus glúteos lentamente en la entrepierna del pelinegro, ganándose jadeos sorprendidos, no podía creer lo que estaba viendo y sintiendo. Megumi la tomó de la cintura y la guió hacia los baños.

Ambos se metieron a un cubículo y cerraron la puerta con fuerza, para luego colocar el seguro. Inmediatamente se miraron, pensando en qué era lo que habían planeado o tomado en cuenta en ese momento como para decidir encerrarse.

— Megumi...

En sorpresa, fue callada inmediatamente por los jugosos labios del pelinegro. Comenzaron un beso desesperado, con Megumi pasando sus manos por todo su cuerpo, y ella acariciando las hebras de su cabello azabache con rapidez.

La lengua de Megumi la rodeó, atrapándola en un beso lujurioso. El pelinegro comenzó a bajar las manos para masajear los glúteos de la fémina, ganándose suspiros temerosos.

— Bésame, bésame.

Megumi acató sus órdenes, con los ojos brillosos de tanta adrenalina. Tomó la cintura de ella, y la subió, haciendo que lo rodeé con los lindos muslos que esta tenía.

Siguieron con los besos, llenos de saliva y algún que otro gemido que se escapaba. Megumi la bajó, besando su cuello en el camino, acariciando todo su cuerpo sin vergüenza.

El pelinegro quería decir algo, no sabía qué, pero algo era. O simplemente quería meterse dentro suyo de una vez, porque la presión en los pantalones ya era bastante molesta.

Se detuvieron, sudando y jadeando de cansancio. La desesperación en sus cuerpos se notaba. Las piernas de ella temblaban, y Megumi no paraba de sentir sus latidos mucho más nítidos allá abajo.

— ¿Qué quieres hacer? —Preguntó el pelinegro, dudoso. La chica lo miró, ya había notado hace bastante lo duro que estaba el azabache, pero prefirió no decir ningún pensamiento sobre aquello.

— ¿A qué te refieres? —Volvió a cuestionar ella.

— No trates de evitar la pregunta. —Megumi la acorraló en la pared del cubículo, haciendo que sienta su respiración acelerada. Él bajó la mano, temeroso de la reacción de ella, pero para su sorpresa, la chica tomó su mano y la metió debajo de aquél vestido que llevaba.

Gimió, tímida. Quería que sea rápido y fuerte, que él sienta su profundidad con los dedos para que imagine cómo será cuando esté adentro enserio.

— ¿Estás....?

Lo besó, metiendo su lengua derrepente, para demostrar las ganas del momento. Megumi sonrió de lado, y metió un dedo. Volvió a sonreír cuando sintió la humedad de la chica, y decidió meter otro por curiosidad.

Ahí escuchó el gemido ronco de ella, lo que hizo que sus ojos se llenaran de una curiosidad y lujuria enorme. Formó un vaivén con sus dedos, entrando y saliendo, teniéndola a ella agarrada de sus hombros, gimiendo por él y para él, haciendo que comenzara a desesperarse.

Tomó de su cabello, para que lo mirara. Megumi quería ver sus expresiones y memorizarlas, quizás porque pensaba recordarlas cuando esté en el baño solo.

Siguió unos minutos con la misma velocidad, hasta que la chica pidió que la aumente.

— ¿Puedes...? —Trataba de articular, pues era complicado teniendo a ese chico moviendo sus dedos dentro de ella, empapando su zona con facilidad y rapidez, teniéndola a merced.— Quiero que me folles, Megumi.

Megumi jadeó con sorpresa ante su petición.

— No tengo...no tengo protección. —Murmuró, avergonzado.

— Tomo pastillas. —Sonrió. De algo sabía que serviría empezar a tomar pastillas anticonceptivas desde que tenía once años, por su período irregular.

Él no quería parecer desesperado, así que esbozó una pequeña sonrisa, y se sentó lentamente en la tapa del inodoro, manteniendo sus dedos dentro de la chica, moviéndolos lentamente para que no pierda su humedad.

Ella, jadeante, abrió las piernas a sus costados, pasándolas, y antes de que se siente, Megumi abrió su cremallera y sacó su miembro de manera rápida. Lo tenía duro como piedra, y siendo sincero, no podía aguantar más.

La fémina, levantó su vestido y colocó la punta en su entrada. Todavía no se sentaba por completo, quería disfrutar bien las vistas que tenía de Megumi. Con su camisa desabotonada, que cabía aclarar que estaba llena de su labial. Su cabello alborotado, su sudor cayendo por su frente. Sus ojos azules mirándola, admirando su cuerpo con detenimiento.

Al ver que Megumi estaba distraído, comenzó a bajar lentamente, metiendolo a la mitad, tratando de mantenerse un poco de pie para no meterla por completo. Tenía que acostumbrarse al tamaño, para no lastimarse. Pero Megumi levantó la pierna por reflejo, e hizo que cayera bruscamente, sentándose y llenándose por completo.

Ambos gimieron con fuerza por la brusquedad, aunque ninguno iba a negar lo bien que se sentía.

— Salta...por favor...saltame.

Ella sonrió, ambos sudaban, estaban desesperados. Comenzó a subir y bajar, lentamente, para posteriormente acelerar sus movimientos y comenzaron un vaivén.

Los dedos de Megumi eran una locura, pero sentirlo adentro...era otro nivel.

Megumi la besaba mientras ella subía y bajaba. Era rápida, pero estaba derrotada, cada vez le costaba más subir y bajar, y parar no era una opción.

El azabache lo notó, y tomó su cintura con fuerza para comenzar a ayudar sus movimientos. Empezó a ser más rápido, ambos gemían al ritmo de la música de afuera, al ritmo de los movimientos, de los saltos y de la manera en que Megumi entraba y salía de ella.

— Por favor. —Rogó Megumi en gemidos, no entendía qué estaba rogando, pero se sentía muy cerca.

— Lléname, llena el vacío que siento. —Murmuró ella sobre sus labios, pasando su lengua sobre ellos.

Megumi no aguantaba más, estaba derrotado y sentía la presión en su estómago de que iba a venirse.

Hizo que vaya más rápido, y la subió y bajó a su merced. Rápido, y fuerte. Sintiendo cómo su pantalón se empapaba por los fluidos de ella.

— Megumi... —Gimió. Este recostó su cabeza en los pechos de ella, y siguió haciendo que salte, hasta que jadeó con fuerza por última vez, apretando su cintura con fuerza, tembloroso y sudado. El interior de la chica se llenó rápidamente, haciendo que esboce una sonrisa. Lo abrazó con fuerza, todavía teniéndolo adentro.

Ambos sudaban, jadeando por tanto movimiento. Megumi aún mantenía su cara escondida en los pechos de ella, y la chica rodeaba su cabeza con sus brazos.

— Dios. —Murmuró Megumi, aunque era casi inaudible.

Ella rió ante la vibración de las palabras de él en sus pechos y siguió abrazándolo.

•••

Espero que les haya gustado, nos vemos en el próximo. <3

-megumiwife

Jujutsu Kaisen 2 ©Where stories live. Discover now