Un día en el lago

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marrones, unos shorts beiges, un suéter tejido y un sombrerito negro para pasar el día cómodo en el lago, sus padres Gregorio y Francisca llevaron una canasta con sándwiches y la mitad del pastel de manzanas que quedó en el desayuno.

  Al llegar al lago, Rocky con mucha emoción corrió de lado a lado, metió sus patitas en el agua y bebió luego algo de agua, después se puso a cavar la arena y en cuanto se acercó un adorable y travieso cachorrito, lo saludó y le dijo su nombre. Por casualidad, el cachorrito al que se consiguió en el lago era Stan, el que con curiosidad solía asomarse por la ventana y que tenía al menos 5 meses de edad, se hicieron amigos y jugaron durante toda la mañana corriendo y mordiéndose.

  La familia almorzó unos buenos sándwiches con jugo de frutas naturales y un poco de pastel de manzanas, Rocky con su gran corazón amistoso, le compartió un pedacito de pastel a Stan y él le compartió una croqueta de atún que le había

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