VIII: letanía

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Vuelo alto,

río sin parar,

me desplomo en el piso sin más,

sonrío y lloro,

de infinita felicidad,

agradezco y siento,

día tras día,

noche tras noche,

por cada salida del sol,

el confort que se siente en tu abrazo,

la calidez que refleja tu tacto,

la letanía de la que me sacas,

como si fuera una muñeca de trapo,

como si habría que coser mis hilos deshilachados,

como si se tratara de un animal con sed,

que ha encontrado un riachuelo del cuál beber.

como si el mundo fuera tan simple como quedarnos inmersos a los te quiero.

el delirio de tus besos,

ahí donde reposa mi deseo,

ahí en el delirio eterno,

dónde me quiero quedar.

hasta que mis pies no puedan más,

y pies para qué los quiero,

si tengo alas para volar;

ahí en el amor que pintamos,

que hablamos,

que soñamos,

en el eterno bucle de la severidad de una historia de amor inacabada,

e inequívoca,

porque si no fue antes, es ahora,

justo donde estoy,

donde me quiero quedar.

Sentir InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora