Singular | 𝗝𝗟

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La mañana del miercoles llegó de forma un tanto apresurada.

En ese momento, Lisa se estaba colocando el saco para que su look quede completó.

Jennie por mientras se vestía de igual manera.

Habían quedado en ir al centro comercial temprano para que Jennie pudiera hablar con Irene, luego irían ambos de compras junto a las madres de Lisa y Rosé, quien entusiasmada les contó al matrimonio sobre su embarazo.

Cabe destacar que el matrimonio aún no sabia sobre que Jennie estaba en dulce espera, ambas habían acordado decirles en cuanto tengan la primera ecografía en mano.

— Te ves muy guapa — le dijo Jennie abrazándola por la espalda.

Lisa sonrió para voltear y abrazar a la omega mientras se balanceaban en una danza con musica imaginaria.

— Tu igual, cariño. Hermosa como siempre. — respondió risueña.

(...)

La joven pareja salieron de su casa rumbo al coche de la mayor.

Entre risas y bromas sin sentidos llegaron diez minutos después de la hora acordada.

Ambas fueron hasta la cafetería donde vieron a Irene vestida de forma elegante esperándola en la puerta de la cafetería.

— Oh... — dijo la omega sorprendida —. Creí que seriamos solo dos.

— Lo seremos. — dijo Jennie sentándose frente a su hermana.

Lisa saludó a Irene con un apretón de manos, para luego besar en un pico a la omega.

— Estaré en mi sucursal, me apetece ver a mis empleados hoy.

Jennie asintió sonriendole a su pareja, para luego verla irse tras el montón de gente.

— No muerdo, Jendeuk... — dijo la omega divertida —. Nada pasaba si venía sola Lisa.

— ¿Por qué no comenzamos con el motivo de la reunión? — dijo Jennie ignorando a la otra omega.

Irene sonrió mirando a la otra omega mientras apoyaba su barbilla en la palma de su mano.

— Como bien le dije a Lisa por teléfono, él niño es de ustedes, pero quiero quinientos mil en lugar de doscientos cincuenta... Las cuentas no se pagan solas, y... Sin ti en casa las cosas son complicadas.

— Eso no va a suceder. — dijo Jennie abriendo la carpeta que llevaba en la mano —. Estos son los documentos que tienes que firmar.

— Buen día. — interrumpió el mozo —. ¿Qué les sirvo?

—Té con tostadas, por favor. — dijo Jennie
sonriendo al mozo — ¿Irene?

— Café amargo. — dijo mirando a Jennie fijamente.

El mozo asintió y fue rumbo a la cocina, dejando al dúo con una gran y creciente tensión.

— No estoy bromeando con el dinero, quiero quinientos mil o no hay trato. — dijo seriamente.

Los pedidos llegaron, ambas comenzaron a desayunar despacio en lo que continuaban hablando.

— Haremos un trato, Irene. — dijo Jennie sonriendo mientras le mostraba unas hojas —. Esta es una denuncia por abuso doméstico, este es un comprobante de maternidad en donde explica detalladamente que Yuna no es mi madre, lo que significa que me tuvieron como una perra en casa. — dijo borrando la sonrisa —. Este es una denuncia por maltrato infantil, y este, un documento legal aprobado por contadores privados, en el que se explica lo que tienen que pagarme por mentirme y utilizarme como empleada por casi veintiún años. Lo que por supuesto, es mucho más que quinientos mil dolares.

Irene en completo silencio miró seriamente a su hermana.

— El día que me obligaron a irme de casa y tuvieron que sacarme del edificio en ambulancia... — susurró melancólica mirando a su hermana con ojos brillosos —. Me dieron la noticia de que estaba en cinta.

— ¿Estabas?

— Perdí al bebé por el mismo golpe, por el estrés y el pánico de darme cuenta de lo que las personas que yo consideraba familia, serían capaces de hacer por dinero. — dijo suspirando —. Toma el contrato, leelo y llámame en cuanto estés dispuesta a firmarlo.

Dicho aquello, Jennie pagó lo consumido por ambas para luego levantarse e irse, dejando a Irene completamente sola y perdida.

Al salir de la reunión que le tomó menos tiempo del supuesto, Jennie se dirigió con total calma hasta el local de Inditex en el centro comercial.

Al llegar vió mucho alboroto por ver a la jefa, algunas personas le sacaban fotos e incluso habían abierto un champán para celebrar.

Algo que claramente no le gustó a Jennie, fue el hecho de que Lisa tenía a una chica muy bonita y de buenas cuervas colgada del brazo.

Sin embargo, Lisa no la alejó.

Jennie rodó los ojos y salió de ahí enviando un mensaje a Rosé para saber en donde estaba, cuando ambas lograron encontrarse conversaron un rato para luego ir directo a comprar cosas.

(...)

Mucho más tarde Lisa se dirigió a donde su pareja le había dicho que estaba, se le hizo raro que la omega la ignorara pero creyó que era por simplemente la emoción de conversar con su amiga.

Sin embargo, eso fue descartado completamente cuando la omega la olió e hizo una mueca disgustada.

Lisa notó que olía a otra omega.

Y no dijo ninguna palabra hasta llegar a casa.

En donde vió a Jennie subir la sescaleras bastante molesta.

—  Bien Lalisa... Lo sabe, ahora ve a arriba y ruega por su perdón. — se dijo mientras subía las escaleras.