Creciendo En Sooga (Pucca)

Más Grandes Que La Vida

Martes por la tarde.

Al salir de clases Garu caminó directamente a al gran monte Sooga, de dónde la isla y la aldea tomaban su nombre. Se trataba de un altísimo volcán activo rodeado de un denso bosque y con un poco de nieve en el punto más alto.

Y en la cima, entre las nubes. Se encontraba el templo del maestro Soo. Por suerte había escaleras que hacían la subida menos letal.

Garu colocó sus audífonos y encendió su MP3, para hacer la gran subida un poco más dinámica. La canción elegida fue Larger Than Life de los Backstreet Boys.

"Puedo correr y esconderme
Cuando gritas mi nombre
¿De acuerdo?

Pero déjame decirte ahora,
La fama tiene un precio
¿De acuerdo?"

Por alguna razón que no podía simplemente explicar, la canción le recordaba a Pucca, quien en definitiva a veces parecía más grande que la vida misma.

Al cabo de unos cuarenta minutos subiendo aquellas empinadas escaleras, llegó al gran templo.

Había varios monjes y algunas de las doncellas del maestro Soo caminando de un lado a otro, algunos le saludaban amablemente y otros ignoraban por completo su presencia.

Garu decidió tomar asiento en una de los jardines para descansar un poco.

De un momento a otro todos los mojes y doncellas se fueron, y un misteriosa puerta enorme se abrió sola, justo en frente de Garu.

"¿Estoy alucinado o....?".

Miró de un lado para otro, asegurándose de que nadie lo estuviera viendo. Y actuó en lo que interpretó cómo una invitación para entrar.

Justo antes de entrar volvió a colocarse los audífonos y empezó a reproducir la misma canción de antes.

"Todo el tiempo que pasamos
En destellos
De luz".

[...]

"Mirando a la multitud
Y veo tu cuerpo balancearse
¡Vamos!".

La habitación tenía la forma de un heptágono, cubierta de azulejos de apariencia antigua que parecían contar una historia.

En cada esquina (a excepción de una) había una gran estatua de forma humana. A Garu le llamó especial atención una estatua en particular.

"Deseando poder agradecerte de otra manera".

Era una mujer. Por sus rasgos y vestimentas era evidentemente japonesa. Había un zorro sentado a sus faldas y la mujer sostenía una lanza en una de sus manos, mientras que con la otra hacía una seña.

"Porque todo el tiempo que pasas
Nos mantiene
¡VIVOS!".

Garu retiró sus audífonos y puso pausa a su música "Se parece a Amaterasu" pensó en la diosa madre de su tierra natal.

-Su nombre es Achihiro- dijo una voz gruesa sacando a Garu de sus pensamientos.

Era el maestro Soo.

Garu hizo una reverencia y el maestro siguió hablando -Diosa de la guerra defensiva y la estrategia. Su altar se encuentra en la isla Tsushima... ¿Tú naciste ahí, no es cierto?- preguntó mirando a Garu.

-Sí, señor. Hasta dónde yo sé- respondió.

-El jefe de policía y dos señores Park parecen preocupados por tí- volvió a hablar el Maestro a lo que Garu solo bajó la cabeza avergonzado.