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“¡NO ME QUITES A MI NOVIO!”
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—siempre fueron ambas muy unidas, tenían una amistad casi impecable. las dos estaban enamoradas del mismo hombre. para suerte de Emilia su hombre, para la mala suerte de Cielo el prometido de su mejor amiga. a defensa de la pelinegra, ella conocía a Julián mucho antes de que él y su mejor amiga se conozcan. de más estaba decir que los tres pronto estarían en unos quilombos increíbles al salir a la luz la infidelidad del "bebé" de la Scaloneta, el inocente Julián había engañado a la "tóxica" Emilia, como la mayoría la llamaba, y lo peor de todo, lo había hecho con la "amigable y amorosa" Cielo, amiga de los futuros casados.
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Toda mí vida había estado tras la sombra de Emilia, siempre era ella quien se llevaba las miradas de todo el mundo, aún cuando no debía ser así. Siempre le había dejado todo fácil a ella, porque era mí mejor amiga, porque era la única persona que permanecía a mí lado, además de Julián. Fue el día donde los presenté a ambos, estaba enamorada de pequeña del tímido y amigable Julián. Nos habíamos conocido en nuestro primer día de jardín de niños, ambos comenzábamos la salita de cuatro cuando nuestras madres en la entrada del pequeño jardín de infantes se encontraron para charlar unos minutos amigablemente. Mientras Julián y yo como si nada comenzamos a "charlar" de la misma forma, o al menos yo lo hice, adoptando al chico como mí amigo del jardín, invitándolo todos los fines de semana a mí casa para jugar juntos.
Con el tiempo mí amistad con Julián fue creciendo, comenzando ambos las clases en la misma primaria, toda una vida con Julián, toda una vida enamorada del pequeño y tímido Julián. Hasta que a mis doce años comencé con hockey, conociendo allí a Emilia, quien en poco tiempo se volvió mí mejor amiga, la incondicional. No podía decir lo mismo de Julián, porque había un pequeño percance, mí enamoramiento hacía él, ese enamoramiento siempre me impidió ser mucho más que una amiga de la escuela para Julián, nunca había pasado a ser una amistad como la que tenía con Emilia, y claro que no pensaba tener esa relación, yo amaba a Julián como algo más que solo un amigo, solo que era muy pequeña aún para hacerlo saber.
Fue un día a nuestros quince años, en mí fiesta de quince, donde Emilia y Julián se cruzaron por primera vez. Allí los presenté a ambos como mis amigos, hablamos los tres por un gran rato, hasta que mis padres me regañaron por estar afuera siendo que mí fiesta estaba adentro y debía estar justo allí, donde estaba la mayoría. Intenté detener el brazo de mí madre que a tirones con diversión me intentaba meter adentro, dándole una última mirada a Julián. Como si supiera que aquel gesto de mí madre, me cagaría toda una infancia y adolescencia planeada al lado de Álvarez.
