De balas de plata y visiones inesperadas.

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Wednesday apreciaba la muerte, siempre había pensado que el abrazo eterno de la oscuridad o, en su defecto, de la condena eterna era algo hermosamente lúgubre que podía atraparte en cualquier momento, a menos claro que lo buscaras activamente, conocía a muchas personas que lo hacían, su tío Fester era el mejor ejemplo que tenía en mente.

Las constantes danzas de su tío con el peligro seductor de la parca eran famosas en la familia, siempre se esperaba que el hombre alardeara de sus nuevas aventuras con el peligro durante sus reuniones familiares, pero lo que esta chica le pedía difería enormemente con lo que su tío hacia.

El suicidio no era algo a lo que fuera ajena, algunos familiares e incluso conocidos de los Addams habían optado por aquel arte en algún momento, principalmente por el desamor en parejas que habían enviudado o para un último acto maníaco de expresión de hermosa locura culminando con ellos, las historias se contaban a montones entre sus familiares, así que estaba bien informada en el tema.

La rubia frente a ella estaba resuelta, casi completamente harta de la vida, parecía que cada respiración le pesaba y podía ver ojeras profundas en su rostro debajo del maquillaje que portaba, su mirada tormentosa de la nada tuvo completa razón y Wednesday se sintió casi decepcionada de perder tan hermosa mirada tan pronto, especialmente después de enterarse que pertenecía a una bestia tan letal como un hombre lobo.

"Bien" comenzó, aún con algo de impresión en su voz "La plata probablemente sea la mejor opción para..."

"Descarta la plata" se apresuró a decir la joven "Ya lo intenté"

Wednesday abrió los ojos en sorpresa, sus cejas se alzaron y la expresión de desconcierto que mostró jamás sería admitida ante nadie.

"¿Disculpa?" Preguntó

"No funcionó" habló de nuevo "yo creí que está vez lo haría, pero supongo que era demasiado bueno para ser verdad, incluso comprobé que fuera plata cien porciento pura"

Wednesday jamás se había sentido tan intrigada por nada, era cierto que había personas, especialmente en su familia, que habían evadido una y otra vez a la muerte, que se habían burlado de ella, pero esto, la historia que la mujer frente a ella estaba soltando parecía casi ridícula

"Discúlpame si soy escéptica al respecto" comentó, la rubia resopló y se inclinó hacia su abrigo desechado, después de unos segundos hurgando en el bolsillo izquierdo sacó una pequeña servilleta de tela teñida parcialmente de rojo, tan pronto como la vió dedujo que las manchas carmesí eran en realidad sangre seca impregnada en el material.

Poco a poco la historia estaba convenciendola.

"Aquí, esta es la bala que usé, lo que quedó de ella al menos" habló la rubia, desenvolviendo el objeto.

En efecto, una bala de 9mm usada se encontraba resguardada por el trozo de tela, la ojiazul la tomó con la mano desnuda, Wednesday observó con fascinación como la piel de los dedos que sostenían el objeto comenzaban a tornarse rojizos hasta pasar a quemaduras serias, la piel comenzó a sisear y las ampollas se hicieron presentes, para quitar dudas, la rubia ofreció la munición usada a Wednesday, quien la tomó en sus manos al instante.

El material era puro, la plata más pura que jamás había tocado, incomparable incluso con los objetos del mismo material que sus padres ostentaban en la mansión familiar.

Casi sin querer, su mirada se posó en la mano herida de la contraria, acercó sus manos antes de detenerlas abruptamente a centímetros de tocarla, la rubia dudó un momento antes de extender la mano para que fuera acunada entre las de la morena, la piel comenzaba a sanar de manera rápida, donde antes yacían ampollas y piel al rojo vivo ahora comenzaba a verse una ligera irritación y piel cicatrizada, era hipnotizante observar la curación progresiva que tenía la joven gracias a su herencia licantropa.

To Kill a Werewolf Donde viven las historias. Descúbrelo ahora