flores para el príncipe

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Era rara la ocasión en la que las tempestades cesaban en el reino del Cacao. Allí el clima frío dominaba cualquier estación e incluso en los días más cálidos de verano la escarcha adornaba el paisaje. Sin embargo, la tormenta aquella noche era especialmente pesada. El viento soplaba con gran fuerza y la nieve no había dejado de caer, cubriendo todo el reino con un manto blanco.

A través de las inmensas cristaleras, Dark Choco observaba el temporal. Las noches frías como aquellas eran mucho mejores ahora que tenía un lugar en el que resguardarse. Antes habría tenido que lidiar con la nevada a plena intemperie, pero ahora podía observar desde la comodidad del castillo. Todo el palacio dormía. Probablemente no hubiera nadie despierto en ese momento salvo el príncipe, quien con la mirada perdida en la oscuridad nocturna, se hundía en su propia melancolía.

Se había cumplido ya casi un año desde que se liberó de la maldición de la espada, y menos de un par de meses desde que volvió a casa en busca de redención. No había sido fácil para él. La maldición había desaparecido, pero también había drenado su energía dejándole con poco más que un cuerpo vacío. Tantas eran las horribles cosas que le había obligado a hacer y tantas las noches que había pasado sin dormir por culpa de esa infernal voz que inundaba sus pesadillas que para Choco su propia vida carecía de valor alguno.

Al principio ni siquiera se le había pasado por la mente la idea de volver a su tierra natal. El último encuentro con su padre le había dejado un regusto agridulce, y lo último que quería era volver a ver la decepción en sus ojos. Pasó meses viajando de un lado a otro, vagando por terrenos hostiles donde nadie pudiera encontrarlo. A veces se acercaba a los pequeños pueblos de los alrededores, pero nunca se relacionaba con nadie ni se quedaba por mucho tiempo. Nadie sabía quién era y nadie sabía de dónde había salido. ¿ Quién diría que aquella alma en pena era en realidad un príncipe despatriado ?

Con el tiempo aprendió a sobrellevarlo. Una paz interior fue creciendo en su interior, quizás a raíz de por fin verse distanciado de la negatividad que había supuesto para él aquellos últimos años de su vida. Estaba solo, pero eso no tenía por qué ser necesariamente algo malo. Aún así, sentía que aún no era el momento de regresar a su reino natal. Había que darle tiempo al tiempo. 

Hizo falta una misteriosa intervención para que el hombre entrara en razón. Esta llegó cuando, durante una tarde, un cuervo oscuro como la noche se posó sobre el hombro de Dark Choco. Llevaba consigo un lirio del blanco más puro que desprendía una encantadora fragancia y un papel cuidadosamente doblado.

El ave dejó ambas cosas a los pies del príncipe después de dejar que este acariciara su plumaje. En cuanto Dark Choco desdobló el papel sintió como un nudo se formaba en su garganta. Reconocía esa letra cursiva tan detallada. Pertenecía a la misma persona que le había visto crecer desde que era apenas un niño. La misma persona que le secaba las lágrimas cuando se lastimaba jugando, que luego curaba sus raspones y magulladuras, que le regalaba dulces a escondidas de su padre.

En esas líneas le describía como deseaba volver a verlo, cuanto le echaba de menos su padre. Le pedía que por favor le concediera una segunda oportunidad, prometiendo que todo sería distinto esa vez. Casi podía escuchar su pacífica voz pronunciando esas palabras, rogándole que volviera a casa. Terminado el mensaje, en la esquina inferior del papel se encontraba la inconfundible firma de Pure Vanilla.

Le llevó tiempo reunir el valor para hacer caso a la petición, pero mereció la pena, cuando después del largo viaje, encontrándose de nuevo frente a su padre, lo primero que este hizo fue estrecharlo entre sus brazos mientras lloraba como un niño. En ese momento, el príncipe sintió otra pequeña parte de él curarse después de mucho tiempo. Dejó escapar unas cuantas lágrimas mientras se hundía en el abrazo, pensando en cuanto había anhelado aquel mometo. 

𝗳𝗹𝗼𝗿𝗲𝘀 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗲𝗹 𝗽𝗿í𝗻𝗰𝗶𝗽𝗲 ; wildchoco one shoot!Where stories live. Discover now