La Luna y El Océano

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Cuando la mañana remplazo la noche anterior, los dos chicos bajaban las escaleras externas del palacio, aquella que daba vista a la ciudad, pero sólo uno iba furioso tomando la delantera.

-¡¿A dónde tan hétero Miguel?!

Marco tuvo que dar un pequeño salto que lo elevara casi flotando hasta aterrizar justo un escalón frente al otro.
Alzó su capa como un torero para detenerle el paso a Miguel, pero este molesto la hizo a un lado y siguió su camino.

-¡¿Estas loco?!- gritó Marco volviéndolo a perseguir.-¡No ganarás esta pelea!

-¡Lo se y no me importa!- se quitó el suéter y lo aventó al rostro del Avatar.-Pero alguien tiene que darle una lección a ese tipo.

Yendo en sentido contrario, el Tutor Real y la Princesa Xochitl apenas subieron el primer escalón, disfrutando de su lección matutina, cuando un ruido de arriba hizo que el adulto volteara.

Miguel apenas lo vió a la distancia, le gritó a mitad de la escalera sin importarle nada.

-¡Veo que decidiste aparecer!

-Ugh... Princesa, dejemos la clase terminada por ahora.- dijo el hombre despidiéndose con un reverencia de cabeza.

Cuando la chica se fué, el Tutor ignoró a Miguel dándole la espalda.
Cruzando la explanada frontal del terreno, se dirigió a los dos pilares que adornaban la entrada del Castillo Real.

-¡¿No vas a pelear?!

Siguió ignorandolo caminando a la salida.
Esto hizo molestar a Miguel, quien corriendo hasta llegar al inicio de los escalones, extrajo agua de la nieve y le dió un latigazo en la nuca.

El hombre tambaleó tocándose la cabeza al sentir el golpe.

-Bien....- lentamente se giró exasperado- ¿Tantos deseos tienes de aprender?

Derritiendo la nieve, el adulto tomó un flujo de cada uno de sus costados y los unió al son de sus brazos, formando un poderoso proyectil acuático que lanzó a Miguel.

El menor juntó sus manos y dividió el ataque al separarlas.
La fuerza contraria lo arrasó, pero no lo suficiente para evitar caer de rodillas.

Una aglomeración de personas empezó a juntarse, todos a cierta distancia de la pelea para no salir lastimados.
Marco en medio de todos, sostenía con afán el suéter de su amigo, atento a quien ganaba.

-¿Miguel?......

Marco volteó al escuchar un murmurar. Vió a un chico de tez media y cabello oscuros.

-¿Tú quién eres?- preguntó desconfiando, examinándolo de arriba a abajo.

-Alejandro.

-¿Cómo conoces a Miguel?

-Soy su compañero......-contestó sintiéndose escudriñado.

Marco sólo alzó la ceja con recelo.

Mientras tanto, el Tutor no perdió de vista su objetivo. Cuando Miguel apenas se enderezó empezó a ser rodearlo por una rueda de agua que constantemente giraba torno a él, quitándole poco a poco espacio para moverse.

La altura de la rueda era tal, que por un momento Miguel se sintió asustado. La palabra claustrofobia parecía tener sentido ahora.

¡Pero debía pelear y defenderse!

Así que furioso, hizo un movimiento de su brazo izquierdo y redireccionó el agua de forma repentinamente violenta, que se abrió como un abanico horizontal, librandose así de su acorralamiento sin darse cuenta de que entre toda la multitud, fué exactamente a Marco a quien dicha agua golpeó, expulsandolo lejos de ahí con un tremendo grito, dejando caer el suéter que tenía en manos.

AVATAR HiroguelWhere stories live. Discover now