ix. The Black Hole on the Window Where You Sleep

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act two. chapter nine.
THE BLACK HOLE ON THE WINDOW WHERE YOU SLEEP

Daphne había querido saberlo absolutamente todo sobre el compromiso de Maia y Ryo.

"Cuando lo anunciaron yo no lo podía creer. Bueno, nadie en realidad sabía nada. Pero nunca pensé que serías la primera en comprometerte. ¡No porque no seas hermosa! No lo digo en ese sentido, claro. Simplemente creía que no estabas nada interesada en un casamiento."

Maia simplemente sonrió con cortesía ante las inocentes palabras de la chica. La familia Greengrass era muy liberal en comparación a la mayoría de los sagrados 28. A Tobias Greengrass jamás se le pasaría por la cabeza forzar un casamiento de ninguna de sus dos preciadas hijas, Maia estaba segura. El padre de Daphne era de los pocos hombres amables que conocía. Por lo menos, no la miraba con esos ojos estremecedores que empleaban la mayoría de los amigos de su tío, diciéndole cosas extrañas de lo bella que era su madre, y cuanto se parecían.

La manera en la que las hermanas Greengrass se habían criado se notaba a través del modo en el que se relacionaban con el alumnado de Hogwarts. Eran de los únicos miembros de la casa que no hacían comentarios degradantes sobre los nacidos de muggles o los mestizos, no solo no en su cara, sino que tampoco al referirse a ellos con el resto de los compañeros. Maia estaba bastante segura de que ninguno de los padres de Daphne llevaba la marca.

Ese fue uno de los puntos que Draco abordó cuando expresó su indignación al enterarse de la renovada amistad entre Maia y Daphne. "A esta altura, los Greengrass son prácticamente traidores a la sangre."

Daphne también había querido probarse el anillo, mirándolo con ojos soñadores.

"No puedo sacármelo, está encantado para que así sea." le explicó Maia. "Bueno, a menos que me decida a romper el compromiso."

"Oh, es verdad. Había olvidado que lo mencionaron en tu cumpleaños." dijo la rubia. "¡Es tan bonito!"

Maia no podía estar más en desacuerdo. La joya le parecía espantosa por donde se la mirara. No sabía si era por el color y el tamaño de la piedra o por el significado que cargaba, pero nunca en su vida entera podría considerarlo bonito. Sentía que le ensuciaba la mano y que le ensuciaba el cuerpo. "¿Si, verdad?"

La semana pasó con relativa tranquilidad. Como punto ligeramente positivo, Maia podría decir que el alumnado de Hogwarts parecían haberse olvidado de su parentesco con Sirius Black. No solo por el Torneo, que tenía a todo el mundo muy excitado, sino que la novedad había pasado. Maia ya no tenía la sensación de que cada vez que entraba a una habitación todos los ojos saltaban a ella. Quizás alguna que otra mirada extraña, pero nada en comparación al infierno del año anterior.

Volver a ser amiga de Daphne también le devolvía cierto positivismo a su vida. La chica le contó todas las peripecias de la relación con Blaise. Nunca habían sido novios oficiales. Ella quería, pero él no. El miraba mucho a una ravenclaw: Nina Tur. Daphne la odiaba. Era una ramera. Pero Blaise era un encanto, la trataba genial. Aunque muy poco comprometido. Maia se perdía. Había olvidado todo lo que hablaba la chica, y aunque la mitad del tiempo era incapaz de seguirle la cabeza, tener compañía a su lado le agradaba. Al menos, la ayudaba a no estar todas las horas del día encerrada en sus pensamientos.

Maia asumió que Draco también había visto eso. Porque dejó el tema con bastante rapidez. Sus últimas palabras fueron: "Pasará lo mismo que la última vez. Pero haz lo que quieras."

Maia se encontró con Hermione mientras ambas llegaban tarde a la primera clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, impartida por el nuevo profesor que había sido presentado en la cena del día anterior. Se la cruzó caminando apresurada por el mismo pasillo que ella.

Moonlight  ✺  Harry PotterWhere stories live. Discover now