parte única

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You're a sunflower, I think your love would be too much
Or you'll be left in the dust, unless I stuck by ya
You're the sunflower, you're the sunflower








[...]

De todos los chicos, era obvio que Willow sería la más emocionada al descubrir el patio trasero de la señora Noceda, con jardín y huerto incluido. Las plantas del reino humano eran bastante diferentes -y más inofensivas- que las de las Islas, pero eso solo aumentó su curiosidad. Así, casi todos los días cuando no tenían nada que hacer, la chica hacía un constante caminar de la casa al jardín, donde cada que veía una planta o flor nueva asediaba a la madre de Luz con preguntas al respecto, que la mujer respondía amablemente, contenta de que alguien se interesase en sus plantas en vistas a que a Luz había que sacarla a rastras de su cuarto para algo de luz solar cada cierto tiempo y no salía al patio de otro modo.
Hunter, curioso por naturaleza y sin ganas de molestar mucho a los demás, la acompañaba cada que la veía entrar y salir más de la cuenta. Aún le costaba algo aclimatarse, y la capitana le daba esa compañía segura que necesitaba.
No necesitaban conversar de ambos lados. Willow retransmitía todos los datos que Camila le daba, Hunter escuchaba con atención, aportando de vez en cuando alguna comparación con parte de su conocimiento de las plantas de las islas, sacado de los libros que hurtaba a espaldas de su tío.

— Ese tipo de helechos se parece a los que había en el vivero de Hexside. - Hunter se acercó, pasando con cuidado su mano enguantada por la planta que Willow estaba mudando a otro lugar con menos luz. - pero menos… agresivos

Willow alzó una ceja y le observó de reojo mientras sacudía sus guantes llenos de tierra.
— ¿tuviste algún encuentro con esas? ¿Fue cuando aún eras caleb o como hunter?
El chico sonrió, apenado.
— Hice algunas misiones para el aquelarre antes de… ya sabes, todo. Algunos patrullajes me llevaban cerca de la escuela, y a veces daba una vuelta cuando nadie miraba, por los jardines y demás.
— ¿nunca le hablaste a nadie?
— no, realmente solo me escabullía por ahí.

No le gustaba recordar demasiado de su pasado. Se sentía borroso y lejano, como todo lo que había pasado en las islas. Quería creer que podía dejar todo eso atrás, empezar de nuevo, como él mismo, lejos de Belos y el aquelarre. Pero la verdad le perseguía, y algún día, tarde o temprano, tendría que enfrentarla.

—... que no te hayamos visto. ¿Hunter? ¿Sigues ahí?

Pestañeó dos veces, dándose cuenta de que no había estado prestando atención.
— ¡estoy! ¡Lo siento! me distraje creo, lo lamento, no escuch-
— heyy, ya. No estaba diciendo nada importante. Pero si ya terminaste de cavar hoyitos… puedes traerme la regadera que está en el cobertizo? Creo que ya casi termino por este lado.

— Claro, capitana.
Hunter logró atisbar como Willow sonreía levemente con el sobrenombre, y no pudo evitar sonreír también. De todas las cosas de las islas… sí, quizás no todo fue tan malo. Ella lo compensaba. Quizás no del todo, pero, sí.

Ya iba cerrando la puerta del pequeño depósito donde Camila guardaba todas sus herramientas, cuando notó unas flores amarillas en una esquina. Eran pequeñas, de pétalos algo triangulares y centro negro. Un pantallazo de información le golpeó la mente
— se parecen… se parecen a esas flores que le gustan a Willow. No sabía que la mamá de Luz las tenía.

Se las había imaginado más grandes, en realidad. En los libros, se veían bastante grandes, no tanto como las de su “variante” de las islas, pero definitivamente más que esas. Tal vez estas aún no crecen del todo, o simplemente se quedarán así de pequeñas, como de bolsillo, pensó divertido. Con cuidado, arrancó algunas y las colocó en una especie de ramillete improvisado. Regresó junto a Willow, que lo esperaba bajo la sombra de un árbol.

— hey, gracias por la ayuda. - tomó la regadera, y al acercarse notó que traía algo tras su espalda. - ¿qué encontraste?

— ¡ah! esto… yo… bueno, recordé que las habías visto y dijiste que te gustaban, así que.. bueno, el punto es que encontré de esas flores del sol, que mencionaste. - extendió la mano con rapidez, evitando el contacto visual. - estaban cerca del cobertizo, entre la hierba. Son más pequeñas de lo que recordaba…

Willow hizo un esfuerzo memorable para no reír. Afortunadamente, Hunter estaba demasiado ocupado analizando las partículas de polvo en sus zapatos, así que no lo notó.

— Son muy lindas, Hunter.

el chico finalmente levantó la cabeza, y la vio sonreír. Oh, titán.

— Sí, lo son.. lo eres- digo, las flores, tú también, pero.. agh, tú me entiendes.. yo-

Willow soltó una risita, y él sintió derretirse por dentro.

— vamos. - le dio una palmadita en el hombro, y empezó a irse hacia la casa. - Iremos a pedirle un vaso de agua a Camila para poner las flores, y luego regresamos a terminar el jardín. ¿de acuerdo?

— te sigo.

Ya había olvidado que lo malo en su vida existía.

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*regresa a su hiatus*

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𝑠𝑢𝑛𝑓𝑙𝑜𝑤𝑒𝑟 [𝐖𝐢𝐧𝐭𝐞𝐫 𝐨𝐧𝐞-𝐒𝐡𝐨𝐭]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora