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Conter y Spreen era una pareja de Omega y Alfa. Ambos llevaban ya 4 años de pareja.
Ambos eran híbridos de distintos animales, Conter era un conejo blanco, algo gordito y de unos ojos azules. Demasiado tranquilo, bueno no tanto. Pero Spreen, su pareja, era todo lo contrario a él.
Él era un híbrido de oso, un pelaje bien oscuro, al igual que sus ojos. Pero este era muy imperativo y había algo dentro de el que no podía controlar debes en cuando. Y era su instinto, de querer ver sangre por doquier.
Había noches en la que se escapaba e iba a matar gente a sangre fría, sin piedad.
Al principio Conter no supo cómo controlarlo, una que otras veces salió lastimado tratando de detenerlo.
Y eso le daba miedo al azabache, lastimar a su Omega. Lo que menos quería, pero no lo podía detener, eso ya estaba en su sangre.
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Ya había pasado exactamente una semana de que Spreen había tenido su pequeño encuentro con su instinto. Y ya estaba ansioso de hacerlo de nuevo.
El alfa se encontraba preparando su armamento para salir a "cazar" cómo le dice el, mientras que el Omega lo miraba del marco de la puerta.
ー¿Vas a salir de nuevo?.ーLe preguntó el peli-blanco, haciendo notar su presencia en esa habitación.
Spreen se dió la vuelta y ahí lo vió. Era su pareja. Sonrió cuando este se le iba acercando de apoco, lo tomó de la cintura y le dió un tierno beso en sus labios. Para después colocar su cabeza en el cuello del omega, olfateando de sus feromonas, ese maldito olor que tanto odiaba, pero a la vez amaba con todo su ser.
ーYa pasó una semana, y necesito volver a hacerlo.ーLe respondió, soltando al conejo, dirigiéndose a la salida de su casa compartida.
ーTe acompaño.ーDijo por último Conter, tomando de su espada y algunas cosas más.
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El azabache corría lo más rápido posible, mientras que su pareja lo seguía por aire, gracias a la ayuda de sus elytra.
Pero tuvo que bajar por qué su alfa ya había encontrado a su víctima.
Calló arriba de un árbol sin hacerse daño, y de lejos lo vió.
Lo primero que recibió esa persona fué un espadasos por parte del oso, y se cubrió con su escudo. Al parecer iba a ser una batalla de uno vs uno.
Los golpes siguieron, pero ninguno de los parecía querer abandonar el combate, menos Spreen.
Para los ojos del conejo, el ver cómo su novio luchaba lo hacía enamorarse más de él.
Hasta que porfin se terminó, el oso había profanado el estómago del contrario de un espadaso, haciendo que su cuerpo cayera en seco.
El peli-blanco salió de su "escondite" y se dirigió a su pareja.
Mientras que el alfa se acercó al cuerpo de su víctima para oler el aroma de la sangre, raro.
ーVayamos a casa.
Spreen asintió con la cabeza, y fué corriendo hasta su pareja para agarrarlo de la cintura y atraerlo a su cuerpo.
El camino a casa fue tranquilo, el Omega trataba de tranquilizar al alfa con su feromonas, lo cual resultó fácil.
Cuando llegaron a su hogar, dejaron sus cosas en su lugar, se dieron un baño y se acostaron a dormir.
Digamos que tratar de tranquilizar a Spreen, para Conter se le había vuelto una rutina de hace ya cuarto años.
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