Capítulo 1

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En un nublado día de otoño comenzó el instituto, los jóvenes se despedían de sus experiencias y libertades propias del verano y se preparaban para un nuevo curso. Sonaba "Jet lag" de Simple Plan en la radio, Sana se peinaba ilusionada su pelo dorado, mientras bailaba ligeramente.

Decidió no recogérselo ya que su hermano le aseguraba que las chicas siempre estaban más atractivas con el pelo suelto, tenía que seguir su consejo al no tener una figura femenina que le ayudara con eso en casa.

Desde que sus padres se divorciaron había tenido que aprender esas cosas por ella misma, vivir con dos hombres en casa era complicado. La noche anterior ya se había preparado lo que llevaría puesto en su primer día, sus vaqueros favoritos con su blusa rosa. Se puso algo de brillo en los labios y rímel en las pestañas. Se miró al espejo y comenzó a poner caras seductoras, intentando verse lo más guapa posible, quería parecerse a aquellas animadoras del último curso que tanto gustaban a los chicos. Cogió el pintauñas que tenía sobre la mesa, y comenzó a pintar sus cuidadas uñas. Cogió unas cuantas pulseras y se las colocó en las muñecas. En ese momento escuchó que alguien llamaba a su puerta.

—Sana, ¿puedo pasar? —era la voz de su padre.

—Sí, pasa papá —contestó volviéndose a mirar en el espejo.

Su padre abrió la puerta y entró.

—¿Aún no estás lista? —preguntó al verla aún sin zapatos—. Vas a llegar tarde desde el primer día...

Papá no me agobies, ya casi he terminado —contestó molesta—. ¿Tú no te marchabas hoy temprano?

—Sí, de hecho, venía a decirte que ya me iba... Solo quería ver cuánto te quedaba, tienes a tu hermano desquiciado... —dijo mirándola con una graciosa sonrisa.

Sana rió ante el comentario de su padre.

—Que espere, no le pasará nada por no ser siempre el primero en llegar... — gruñó ella.

—Bueno, pero no le hagas sufrir demasiado —dijo volviendo a cerrar la puerta.

Sana volvió a dirigir la mirada al espejo, se metió una mano en el sostén moviéndolo para que sus pechos se alzaran algo más. Quería abandonar de una vez aquella fachada de niña inocente, ya no era ninguna novata en el instituto, iba a segundo grado y solo le quedaban dos años más para terminar e ir a la universidad. Estaba harta de que la trataran como una cría el resto de compañeros de cursos superiores. El año pasado deseaba que la invitara al baile cualquier chico del último curso, sería la envidia de todas, que ella consiguiera gustar a alguien mayor, pero por supuesto todo aquello eran tonterías, los chicos mayores, más guapos y admirados, la conocían como la hermana pequeña de Park Jimin. Su hermano Jimin se encontraba entre estos chicos, se podría decir que era el más envidiado y querido del instituto, era el capitán del equipo de fútbol, lo tenía todo, las mejores notas, a todas las chicas y todos los caprichos que le quisiera dar su padre. Era dueño de varios restaurantes de la zona, por lo que Jimin y Sana recibían todo lo que querían. Cuando llegó al instituto se encontró en un mundo dominado por su hermano, todos le halagaban y respetaban, era el primero en ser invitado a todas las fiestas, tenía en sus manos a todas las chicas del instituto y solía ser el rey del baile casi todos los años. No podía negar que su hermano era guapo y atractivo, pero a ella le ponía enferma, su ego no tenía límites, y siempre se consideraba superior a los demás. A todos los demás les podía engañar, pero no a ella, Jimin no era más que apariencia, nadie sabía eso tan bien como su hermana. En ese momento Sana escuchó el claxon del coche.

Dejó el pintauñas sobre la mesa, se puso los zapatos, se miró una última vez al espejo y bajó rápidamente las escaleras. Su hermano ya estaba listo y apretando la bocina de su nuevo coche para meter prisa a Sana.

enemies to lovers [Jm + Jk] EDITANDO...Where stories live. Discover now