Capítulo 21: Rojo sangre

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Como si fuese algún tipo de maldición, llegó el jefe de todos ellos, a quien respetaban, algunos en forma de agradecimiento y otros por miedo, el que se atreviera a traicionarlo lo pagaba con la muerte, ejemplo de eso es lo sucedido con Nakime, y por eso estaba allí. Muzan Kibutsuji era como un demonio, muy imponente, su presencia imponía terror a sus vasallos y de alguna manera era como si fuera un villano sacado de alguna película o leyenda de terror

¿Quién le había dicho que ellos estaban allí? Quién quiera que haya sido le había dicho también que estaban haciendo todo eso a escondidas de él, aunque solo había que mirar para darse cuenta lo que pasaba

Akaza: Señor Muzan ¿Qué está haciendo aquí?

Muzan: ¿Qué significa todo esto?

Douma: No es lo que parece Señor

Muzan: ¿Se supone que iban a secuestrar a una mujer de los detectives e iban a matar a todo el que se metiera?

Douma: S-si señor

Muzan: Vamos, ven y mátame

Douma: ¿Pero que dice? No sería capaz, además ¿A usted por qué? ¿A caso va a ponerse de parte de ellos?

Muzan: No, pero si voy a matar a cualquiera que se acerque a ellos porque yo no les di órdenes de hacer nada de esto, y sé que tú Douma, eres el que está detrás de todo esto

Douma: Señor, usted me puso al mando mientras no estuviera, yo le estoy facilitando el trabajo con estos malditos detectives

Muzan: Me importa una mierda, acabaré contigo y con los demás aunque me quede sin hombres. Lo que me importa a mí es no tener que acabar muerto o en prisión me da igual lo que tenga que hacer

Los detectives no podían creer lo que estaba pasando justo frente a ellos, el hombre a quien estaban buscando hacía tanto tiempo estaba frente a ellos y dispuesto a acabar con los suyos, si era así con las únicas personas que les habían brindado lealtad y confianza no estaban seguros de lo que sería capaz de hacer con ellos

Rengoku intentó contactarse con Aoi y su jefe, pero en lugar de eso quien contestó fue Himejima quien se suponía que debería de estar fuera de esta misión para que pudiera dirigir las otras. Hablaban por códigos tratando de no ser descubiertos por ninguno de sus enemigos allí presentes. El más alto le respondió que había ido a buscar refuerzos para ellos y que el mismo se presentaría allí tras habérsele informado que Muzan estaba allí. Miró confundido a sus compañeros y Uzui sonrió cómplice, él había sido más rápido y había informado antes

(...)

Mientras, en el hospital Shinobu despertaba de su "sueño" con un mareo que la hizo cerrar de nuevo los ojos y volverlos a abrir y cuando lo hizo se encontró con la hermosa mirada de su querido Giyuu. No lo dudó ni un segundo y lo abrazó con fuerza mientras incontrolables lágrimas se apoderaban de ella, él no hizo más que corresponderle, las palabras no salían y en lugar de ellas, un agua proveniente de sus ojos decían más que todo aquello que el podía decir

Shinobu: No llores, no es propio de tí (intentaba decir mientras le secaba las lágrimas)

Ambos lloraban, no decían nada, había un silencio que no era incómodo, simplemente disfrutaban de él mientras se abrazaban de nuevo. La añoranza de estar juntos era más fuerte que cualquier cosa, y estaban felices. No podían sentirse mejor que ahora que estaban sus cuerpos juntos y aspirando el olor del otro como si fuera lo único que existiera en ese momento. Hasta que después de unos minutos el chico decidió hablar

Giyuu: Perdóname Shinobu, perdóname

Shinobu: No hay nada que perdonar, no fue tu culpa que esto haya pasado, al contrario me fuiste a buscar y me encontraste

Ayer, hoy y siempre (GiyuShino)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora