Capítulo 2

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Las piedras que yacían en el suelo hicieron que los tres chicos que estaban torturando a uno nuevo, se voltearan a verme al oír mis pasos.

—¿Pero que tenemos aquí? — una sonrisa del chico, que creo es el líder, hace que me recorra asco y enojo al mismo tiempo —. Si es la hermanita de Nigari.

—Niragi, aprende primero a decir su nombre y luego hablas. — digo, enojada.

Se acerca a mi hasta llegar nuevamente a la posición de la ocasión anterior, su ojo izquierdo está algo inchado y su pómulo tiene tonalidades moradas y azules, le echo un vistazo a los otros dos y también los veo heridos, con raspones, cortadas en su rostro y unos moretones ¿todo eso lo cause yo?

Sus dedos acarician mi mejilla izquierda y sonríe burlonamente, —¿Dónde está tú hermanito? ¿Lo dejaste en casa para hacer cargo como su mami?

—Estoy empezando a creer que quieres ver acción. — digo al sentir como un enojo vuelve a hacerse presente en mis venas ¿como se atreve a golpear a mi hermano? ¿Qué le daba el derecho?

—Estoy esperando para ver esa acción, bonita...

Un puño iba directo a su ojo izquierdo nuevamente, pero detiene mi mano antes de impactar contra el. Resignada a que no tenga su merecido, doblo mi cuerpo y con mi rodilla golpeó su estómago, un quejido sale de él y aprovecho para golpearlo nuevamente. No dejaré que otra vez me digan que soy débil, no dejaré que otra vez digan que soy dócil, y no dejaré que otra vez me digan qué es mejor para mi vida.

Sus otros amigos que estaban golpeando al otro chico mientras le tiraban pelotas con un bate, acuden al quejido del chico, pero los empiezo a golpear ni yo sé como. Diosito, ¿por qué qué me habías enseñado este secreto antes? De saber que golpear a personas malas sería lo mejor de mi vida, lo habría hecho desde que empezaron a torturar a Niragi.

Cuándo nuevamente están sangrando, adoloridos en el suelo, le escupo al chico que siempre se me acerca, —Niragi necesita dinero para su tratamiento por culpa de ustedes, ¿me lo darás a las buenas o tiene que ser a las malas?

El chico se limpia como pude y escupe sangre al suelo, —Ni en mis pesadillas, loca.

Le doy una patada en la cara, haciendo que un crack se oiga en el silencio para luego apreciar como de su nariz empieza a brotar un hilo sangre, —Lo repetiré, yo necesito el dinero. Me lo darás mañana a las cinco, y no es opcional.

Dicho eso, sigo caminando lejos de ahí. No dejaría que nuevamente me pisotearan a su antojó, no más. Papá muchas veces me repetía que si tan solo hubiera sido hombre, hubiera hecho su vida más feliz a hacerla miserable, bueno, ahora ya no importaba. Le iba a enseñar que sus palabras en lugar de herirme, solo me hicieron más fuerte.

•••

Tenía mi chaleco cubriendome del frío que corria por la ciudad. A lo lejos pude ver una silueta acercarse al inicio del callejón en el que me encontraba, hasta llegar al frete de mi y verme mal. Le sonrio con burla viendo los moretones en su rostro, extiendo mi mano, haciéndole saber que quiero que me entregue el dinero.

—Eres muy tonta para venir a verme sola. — dice, cuándo empieza a sacar dinero de su billetera.

Hago una mueca, la verdad considerando el hecho de que el tenia más fuerza, estaba a casi oscuras, en un lugar alejado del restro, si se considera estúpido. Pero no tenía a nadie más para pedir que me acompañará, así que tocaba hacerlo sola.

Muchas veces Niragi había hecho cosas por mi solo, sin nadie a su lado, por mi. Era hora de devolverle el favor, o una parte de él.

Al terminar de contar los billetes en su mano, una sonrisa burlona aparece en su rostro. Un institnto de precaución  recorre mi cuerpo activando todos mis sentidos lo más que pueda, escucho como a un lado se escuchan unas pisadas y atrás de mi. Me doy vuelta media vuelta, quedando contra una pared para sentir a mi lado al chico agarrarme y a sus otros dos amigos mirarme con diversión. Sí, fui estúpida.

Mi Reina Roja || Alice In Borderland Where stories live. Discover now