𝙶𝚘𝚕𝚍𝚎𝚗 𝙷𝚘𝚞𝚛

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- Ah ¿No eran pareja? - Interrogó Sarah una vez que escuchó sobre la confusión de cuartos - Pensé que lo eran, le dije sobre la situación y todo.

- ¿Qué situación? ¿Su mordida?

Su hermana dejó la comida de sus gallinas sobre el pasto. Bucky llevaba un tarro de verduras para los animales más grandes intentando ser de ayuda para la Omega.

- ¡No, claro que no! Pensé que eran pareja, por eso los dejé juntos.

- No lo somos - suspiró - ¿Crees que seguiríamos en esta situación si lo fuéramos?

Sarah miró fijamente a su hermano. Ella era años mayor, tenía dos hijos y un divorcio de hace unos cuantos años, parecía una Omega frágil y sencilla pero la verdad era la segunda mujer más temida por el sargento.

La primera era su madre por su puesto.

- ¿Te gusta cierto?

- No seas infantil - gruñó empezando a caminar nuevamente, no obstante su hermana pronto le encontró el paso.

- ¿Infantil yo? Ese Omega necesita ayuda, tu puedes dársela - informó apuntando su pecho - y no me digas que es imposible. Mi pregunta es la siguiente ¿Por qué aun no lo has marcado como tuyo?

Aquella frase hizo temblar al Alfa, apretó sus labios con inseguridad mientras intentaba evitar los fríos ojos de su hermana.

- No quiere mi ayuda, no, él no quiere ayuda de nadie. Créeme por mi Tony estaría feliz de la vida con una nueva marca.

- Entonces... Tenemos que persuadirlo.

- Sarah...

- ¡Es tu Omega, Bucky! - gritó con fuerza, el viento se llevó aquel grito siendo un pacto entre ambos. Haberlo escuchado en voz alta y de una voz terciaria era mucho más creíble de lo que imaginaba -, y es un Omega increíble.

Quería responder, claro que si. Pero los deseos de Tony estaban por encima de su egoísmo. Justo a tiempo una vieja camioneta hizo acto de presencia, y aunque estaban lo bastante lejos Bucky notó a su mejor amigo y dos pequeños con él.

- Mira, llegó Sam...

- ¿Esos son?

- Mis hijos - aseguró la Omega orgullosa, ambos cachorros se adentraron a la casa casi corriendo - te han extrañado, creo que incluso más que yo.

Anthony estaba durmiendo plácidamente cuando la puerta fue abierta, no tuvo tiempo de reaccionar cuando dos pequeños cuerpecitos saltaron sobre él quitándole todo el aire

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Anthony estaba durmiendo plácidamente cuando la puerta fue abierta, no tuvo tiempo de reaccionar cuando dos pequeños cuerpecitos saltaron sobre él quitándole todo el aire. Estaba asustado, claro que si.

Pero escuchar dos traviesas carcajadas lo trajo de vuelta a la realidad.

- ¡Tío! ¡Tío Bucky esta de vuelta!

Frunció el ceño ante los repentinos cargos de energía y amor. La sabana cubría su rostro aunque los dos pequeños seguían sobre él. Destapó su cara haciendo que; al instante las risas y felicidad pararon.

𝙻𝚊 𝚒𝚖𝚙𝚘𝚛𝚝𝚊𝚗𝚌𝚒𝚊 𝚍𝚎 𝚜𝚎𝚛 𝚜𝚊𝚕𝚟𝚊𝚍𝚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora