Capítulo 3

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Jeongin entró a la cocina con aburrimiento, se sentó en la barra y se quedó viendo a su madre de espaldas, quien estaba cocinando.

—Mamá, ¿ya puedo ver a Chan? —preguntó Jeongin, detrás de su madre—. No ha ido a la escuela y quiero verlo.

El omega dejó de picar las verduras y se giró hacia su hijo, limpiando sus manos en la toalla que colgaba en su delantal y acercándose al pequeño.

—Mi vida, todavía no —le acarició la mejilla—. Él necesita recuperarse.

—Pero ya pasó más de una semana, lo extraño, mamá —expresó con un puchero y sus ojos húmedos.

—Sé paciente, ya lo verás pronto, ¿sí?

—Pero, ¿él ya no me quiere, mamá? ¿Ya no quiere ser mi amigo? —los ojitos de Jeongin empezaron a empaparse y su madre se sentía cada vez peor.

Jessica, la madre de Chan, le había dicho que Chan aún no podía controlarse, le mordía su piel y se ponía muy celoso cuando su padre se acercaba a su madre, gruñéndole y poniéndose siempre a la defensiva. Además, su primer celo lo dejó muy fastidioso porque no podía controlar sus feromonas y le dolían las encías, pues los colmillos comenzaron a manifestarse.

Simplemente Chan no estaba estable parar ver a Jeongin. No podían dejar que se acercara a él, si su teoría era cierta, Jeongin sería un omega y Chan podría volverse muy posesivo con él, no iba a querer soltarlo y eso podría asustar a Jeongin, todavía era muy pequeño.

Ambos señores Bang decidieron llevarlo con el doctor de la familia, para que le ayudara a que Chan pudiera controlar y asimilar todos los cambios por los que estaba pasando, y los que experimentará más adelante. El pequeño tratamiento tardaría al menos dos semanas y apenas había pasado una.

—Él te quiere, cariño, te quiere mucho —secó las lágrimas que empezaron a resbalarse por las mejillas de su hijo—. Pero tiene que reponerse, así que sé paciente que dentro de una semana podrás verlo, ¿está bien?

—Está bien —dijo, aún con su semblante desanimado.

Fue otra solitaria y difícil semana para Jeongin, en serio extrañaba mucho a su amigo, sentía que los días pasaban con lentitud, era una tortura

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Fue otra solitaria y difícil semana para Jeongin, en serio extrañaba mucho a su amigo, sentía que los días pasaban con lentitud, era una tortura. Pero al fin esa semana de tortura había pasado.

Jeongin se encontraba en su habitación, sentado en su escritorio, dibujando. Tan concentrado que no vio venir a su madre. Ya había terminado con todas sus tareas y ya no tenía nada que hacer, tampoco quería jugar o ver películas, pues sin Chan todo era más aburrido. Lo extrañaba tanto y deseaba verlo pronto.

—Jeongin —llamó su madre.

Jeongin dejó de dibujar para ver a su madre, quien ya estaba dentro de su habitación.

—Chan ya está mejor, se encuentra su casa. Ya puedes ir a verlo —anunció el omega.

—¿En serio? —preguntó con sus ojitos llenos de emoción.

I will stay with you ♡ ChanInTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon