Mine Again (II)- Creek

Ojos azules

Mis manos dolían, mucho; demasiado al ejercer demasiada presión sobre estas con mis uñas. La ansiedad carcomía cada fibra de mi cuerpo por volver al instituto, me sentía horrible con el hecho de tener que verlo de nuevo, poder encontrarlo por los pasillos y quién sabe qué podría volver a hacerme.. 

Miraba hacia todos lados, buscándolo con la mirada para poder evitarlo y esconderme rápido, pero no lo visualicé, probablemente estaría en las gradas o entrenando con su equipo, por ahora si no lo encontraba, mejor. 

Vagaba por los pasillos, como todas las personas allí. Nadie me tomaba en cuenta y lo agradecía internamente, prefería ser una sombra en vez del centro de atención. Iba sin rumbo, cada vez menos personas se encontraban allí cerca, todos entraban a sus clases, poco a poco los pasillos se fueron vaciando, siendo yo una de las únicas personas allí. No tenía real interés en entrar a clases, ni siquiera tenía el ánimo de ir, pero mamá me había obligado y no pude poner excusas esta vez. 

No tenía intención de entrar a clases, era la última cosa que necesitaba en ese momento. Un cigarro. Sí, necesitaba eso urgentemente. Pensé un par de segundos a dónde ir para poder fumar tranquilo sin que nadie me acabara viendo y me puse en marcha a mi destino: el tercer piso de la escuela. 

Era probablemente el único piso del edificio que estaba deshabitado, todo lleno de mugre y suciedad juntado con polvo y muebles que si bien no servían, estaban allí por poco espacio en el almacén. Lo bueno de ese lugar era que daba vista al patio trasero, donde el campo de fútbol americano. Entré a la primera clase, gracias a las ventanas el lugar se veía bien alumbrado a pesar de toda la suciedad que allí había. 

La primera calada es la mejor de todas, donde al fin sientes estar bien, relajado... Me acerqué a la ventana, apoyando mis brazos en el marco de esta, en esos momentos en los que era yo junto a mis pensamientos, reflexionaba sobre muchas cosas, sobre todo de que tengo dieciséis años y me he pasado toda la adolescencia viendo a otros divertirse, ir de fiesta, ser felices, los envidio porque nunca he sido así, nunca me he sentido normal, y tampoco nadie me lo ha afirmado. Y el simple hecho que di mi primer beso hace días con Craig Tucker me hace sentir peor... 

El cigarro iba por la mitad, tenía otros más, pero los iba a reservar para otro momento. Alejé los brazos de la ventana para sentarme en el suelo cuando oí algo, alguien venía hacia aquí. El pánico se hizo presente, ¿No era que nadie venía aquí arriba? No sabía qué hacer, traté de no hacer ruido pero fue en vano, la puerta se abrió, dejándome ver una alumna junto a una profesora entrar. La chica era Barbara Stevens, era de mi curso pero nunca había hablado con ella antes. 

La profesora me miró extrañada, había tirado la colilla del cigarro detrás de unas sillas, pero seguía en el suelo sentado. 

—¿Tweak? ¿Qué hace aquí?— las dos mujeres se quedaron mirándome esperando una respuesta. La había cagado. Tenía que pensar rápido en una excusa, dije lo primero que pasó por mi mente.

—Yo.. Me sentía mal, estoy un poco mareado y vine aquí para... para descansar..— Hubo silencio unos segundos.

— Tweek, si te sentías mal deberías de haber ido a dirección, no puedes saltarte clases porque sí.— Hizo una pausa mientras yo me levantaba del suelo, con suerte, la mujer no había notado el olor a cigarro proveniente de mí. —Acompaña a Tweak a dirección, diles que llamen a su casa. Yo cogeré las sillas.— Le dio la orden a la rubia que la acompañaba, ella asintió y me hizo un gesto para que la siguiera.

Íbamos los dos callados sin decir nada hacia la primera planta del edificio, donde se encontraba la sala del director, caminaba detrás de ella y mejor, así sería menos incómodo.
El silencio se rompió cuando Bárbara desaceleró el paso y se posicionó al lado mío para hablar.