THREE: never eat his sweets

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Título: Nunca te comas sus dulces

Género: intento de fluff

420 palabras

—Sabes que te quiero, ¿verdad?

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—Sabes que te quiero, ¿verdad?

—Dile eso a Jisung cuando vuelva de la tienda.

—Cariño. Por favor, déjame entrar.

—¿Por qué debería dejar entrar a alguien que se comió mi caramelo? Por favor dime, Jeongin.

Jeongin dejó escapar un gemido.

—Pruébame.

Jeongin estaba fuera, en calzoncillos y con una camiseta extragrande, sentado en el porche junto a la puerta, suplicando a Minho que le dejara volver a entrar.

¿Cómo llegó a esta posición? Bueno...

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Jeongin se despertó, soltándose del abrazo de Minho. Salió de la cama y se dirigió a la cocina para tomar un tentempié.

Jeongin vio algo encima de la nevera y no pudo evitar ver lo que era.

Caramelos.

A Jeongin le brillaron los ojos cuando vio el chocolate dentro de la bolsa. Cogió los últimos trozos y volvió a dejar la bolsa vacía encima de la nevera. Se comió los bombones.

Pero el dueño de los bombones le observó mientras se comía el último trozo. El dueño, no era otro que Minho, su propio novio.

Y así fue como Jeongin se quedó encerrado fuera de los dormitorios, en calzoncillos con una camiseta, esperando a que Jisung viniera de la tienda ya que Minho le había mandado a por más caramelos. Minho no era tan cruel.

—Honnie, te lo ruego, —Jeongin suplicó.

—¿Qué voy a conseguir a cambio?

—Haré lo que sea para compensarlo, sólo por favor déjame entrar. Alguien acaba de pasar y me ha mirado raro —Dijo Jeongin, cubriéndose la cara con su camisa.

—Oh wow, sorprendente. ¿Pero cualquier cosa, cariño?

Jeongin tragó saliva al ver que Minho empezaba a usar apodos de nuevo. Quizás debería aguantar el dolor y esperar a que Jisung volviera.

—S-Sí, —bien, no importa.

—Bien, ¿qué tal si dejas de ser tan consciente de ti mismo y me abrazas de todas formas?

—Trato hecho, ahora déjame entrar —A Jeongin le iba a costar sobrellevarlo pero, no podía soportar el frío que estaba pasando por estar sentado fuera expuesto como estaba.

La puerta se abrió y Jeongin se levantó corriendo hacia el interior. Se topó con Minho y lo abrazó.

Minho suspiró y agarró los muslos de Jeongin, forzándolos alrededor de su torso.

—Vaya, hace frío ahí fuera, ¿verdad? —preguntó Minho, cerrando la puerta.

Recibió un tembloroso asentimiento. De acuerdo, puede que Minho se sintiera un poco culpable. Jeongin entró temblando.
Minho hizo callar a Jeongin mientras los llevaba de vuelta a su habitación.

—¿Has aprendido la lección sobre comerte los caramelos de los demás?

—Mhm. 

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