1

24 4 0
                                    

La imagen nocturna que desprendían las calles de Nueva York era sin lugar a  dudas una de las más preciosas ante los ojos de los turistas, ante los ojos de los mortales que habitamos en este lugar ya era normal y hasta cansino encontrar atiborradas de personas las calles, el tráfico a cierta hora era horrible, por eso el medio más efectivo para llegar a nuestros destinos era el metro. 

Por lo general no tenía ningún problemas con tomarlo, el problema radica en que llevaba esperando casi una hora a mi amigo en la estación, hasta el momento ya había recibido varios golpes de personas que entraban apuradas, claro, todos querían llegar temprano a sus hogares, yo estaría haciendo lo mismo de no ser porque a Haechan se le ocurrió la brillante idea de querer asistir a la fiesta de bienvenida de la universidad. 

Cada año realizan esa fiesta para integrar y conocer a los nuevos estudiantes que ingresan a formar parte de la familia Salvatore, admito que la primera vez lucía emocionado, porque no conocía a nadie y por recomendación de mis padres, terminé cediendo. Me la pasé bien, el ambiente estuvo super bueno, pero me aburrí rápido, por ende, los siguientes dos años no fui. Entonces, ¿Cómo es posible que ahora vaya a ir de nuevo? simple, la respuesta es Haechan. Hace poco terminó con su ¿enamorado? ¿novio? ¿pareja? realmente no se que nombre ponerle a la especie de relación que tuvo con Sungchan, porque más parecían amigos con derechos que otra cosa, en fin, el punto es que desde ese día hae estuvo en abstinencia y fue uno de sus periódos más largos que a tenido, porque sí, este hombre no podía estar solo por tanto tiempo, él decía que era porque necesitaba disfrutar de su juventud  yo respetaba eso, si eso le hacía feliz, quien era yo para juzgarlo; fue así como termine enredado en este embrollo, en el cual no quería estar, realmente no deseo estar en un lugar con varios desconocidos, viendo como se embriagan hasta perder la conciencia, la última vez que estuve en una fiesta de ese tipo, fue cuando acompañé a Hae al cumpleaños de su pareja en ese entonces, creo que se llamaba Taeil, todo iba bien hasta que me dejo votado por irse a quien sabe donde, para después aparecer en la madrugada a pedirme que lo dejara en casa, un vómito recibí como gratitud ese día. Desde entonces Hae no ha vuelto a persuadirme en ir a otra reunión hasta ahora.

—Dios— digo mientras doy un largo suspiro, vuelvo a revisar mi reloj y verifico que son las 8 p.m.  —lo voy a ahorcar cuando lo vea.

Habíamos quedado en llegar a las 7 en punto en la estación Rivers C. porque la dichosa fiesta empezaba a las 9 p.m., pero este niño quería pasarse antes por la estética a arreglarse el cabello, no se con qué hora pretende hacer eso, ya que va una hora tarde, otro dato sobre mí es que odio ser impuntual, mis padres siempre me enseñaron a llegar a tiempo a cualquier reunión que asista,  esta vez no iba a ser la expeción. ¡Le haré pagar el taxi apenas lleguemos!

Miro a mi alrededor y noto que ya no se encuentra a punto de explotar como hacía una hora, me recargo en la columna que está a mi costado y a lo lejos detecto unas risas, giro hacia ambos lados para ver de donde proviene pero no veo nada, lo que si observo es un grupo de chicas que estan concentradas cerca a las escaleras del metro, decido hacer caso omiso a lo que estén haciendo aquellas señoritas y saco mi celular para revisar  si mi mejor amigo me ha contestado los mensajes que le envié por whatsapp, pero veo con resignación que nisiquiera los ha leído, guardo el celular de nuevo y las molestas voces se escuchan más fuertes ahora, solo que hora está acompañado de una melodía. Por curiosidad me acerco hacia donde están, y me percato que hay alguien sentado en una especia de banquito, recostado en la columna.

La curiosidad es otro de mis defectos, considero que es bueno pero no al grado de querer saberlo  todo, porque cuando uno busca algo termina encontrandolo y es justo lo que acaba de suceder conmigo. Observo como el tipo tiene una destreza para tocar la guitarra, parecen ser acordes simples, pero la delicadeza con la que lo toca me hace sentir que realmente sabe y aprecia lo que hace, el fleco le cubre los ojos y está vestido de una manera, lo que dirían mis padres, gótica. Es el típico estereotipo de chico malo, jeans negros rasgados, camiseta blanca con un estampado abstracto, encima una chaqueta de cuero negra, y un collar con una uña de guitarra colgando de su cuello. Me impresiona, jamás me habían llamado la atención este tipo de personas, no son mi tipo, es más creo que aún no tengo definido mi tipo ideal, porque hasta el momento no he tenido una relación y no se exactamente de que trata eso. Así que, cuando decido que ya he mirado y escuchado suficiente, decido retirarme hacia mi columan de donde no debi moverme, pero apenas he dado un paso y el tipo comienza a cantar.

LABEL LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora