EXTRAS (ED)

PRIMERA CONVERSACIÓN

Conocidos.

Artemisa Walker.

— ¿Qué hora es? — cuestiono queriendo evitar el sol que entra por la ventana.

— Ya es mediodía, Artemisa — escucho decir a Brenda y me levanto rápidamente de la cama.

— ¡Mierda! — voy al baño —. ¡¿Por qué no me levantaste antes?!

— ¡¿Qué no te levante?! — se adentra al baño mientras que estoy en la ducha —. ¡Me pegaste un manotazo cuando lo intenté!

— Ups — me rio por lo bajo y me ducho rápidamente.

Salgo del baño ignorando lo que dice Brenda, me pongo la ropa más cómoda y presentable que tengo para ir a la escuela de la FEMF, ya que tengo que realizar unos trámites. No tardo en mucho en estar lista y la mochila que llevo cada día.

— ¡Vamos, Brenda! — grito y esta aparece rápidamente.

— ¿A dónde iremos? — cuestiona subiéndose al carro.

— A la escucha — digo obvia —, no porque ya sea tarde quiere decir que no iremos.

— Nos van a regañar — dice cansada.

— Definitivamente.

Me concentro en la vía y tomo un atajo para llegar lo antes posible al lugar, la migraña que tengo solo me incentiva a regresar a casa y dormir todo el día, pero es imposible. Nos adentramos al lugar cuando llegamos y estaciona el auto en el primer lugar libre que encuentro. Bajamos y no damos mucho paso cuando siento que nos llaman.

— ¡Artemisa Walker! — siento el grito de mi padre detrás.

Agarro la mano de Brenda fuertemente antes de dar media vuelta para poder verle la cara, la cual no es muy bonita en estos momentos que digamos, pongo una sonrisa tensa al ver que se acerca.

— ¡Hola, papi! — intento saludarlo pero su cara me hace quedarme en mi lugar.

— ¡Nada de papi, soldado! — grita con voz firme —. ¡En los establecimientos de la FEMF, me debe de hablar con el debido respeto!

— Lo siento, mi general — le mantengo la mirada.

— ¿Y usted soldado Franco? — pone su atención en Brenda.

— Lo siento por la tardanza, mi general — agacha la cabeza mostrando respeto.

— Nunca agache la cabeza, soldado — le regaña mi padre.

Nos quedamos por unos segundos en silencio por la tensión, pero esta se desvanece cuando en la cara de mi padre se dibuja una sonrisa.

— Lo dejaré pasar por hoy, ya que por esas caras que tienen están apunto de morir — nos señala —, pero no más de estos comportamientos o les pondrá una sanción.

— De acuerdo, papá. — le dejo un beso rápido en la mejilla —. Ya me tengo que ir.

Agarro la mano de Brenda y está hace un amago de despedida con su cabeza.

— ¡Adiós, señor!

Nos adentramos al pasillo donde están todos los estudiantes y ya puedo respirar con tranquilidad. Hay personas por grupos en todos lados y las amistades de Brenda se acercan cuando nos ven entrar, pero mi vista se distrae cuando veo una silueta que logro reconocer a lo lejos. Al ver que Brenda se encuentra concentrada de los chicos, yo voy donde vi aquello.

— ¡Artemisa! — escucho que me llaman pero sigo —. ¡Artemisa!

Suelto un suspiro y volteo encontrándome con Harry, por lo que sonrío y me acerco hacia él.