Capítulo 10

8 2 0
                                    

¡Lo encontré!

El día siguiente a la salida con Oliver, que fue sábado, me desperté temprano solo para buscar la caja de vinilos junto con ese viejo tocadiscos. Abrí puertas que no sabía que podían abrirse; revisé estantes en los que solo encontré polvo y telarañas; la habitación de mis padres, entre las cosas de mi madre; quise buscar en la habitación de huéspedes, pero recordé que no tenemos una y tuve que descartarlo. Así transcurrió mi agitada mañana. Cuando estuve a punto de darme por vencida, apareció la luz al final del túnel en forma de estante. Fui hasta el garaje, que por alguna razón no se me ocurrió comenzar con la búsqueda en ese lugar, y allí estaban, entre muñecas y adornos que mamá dijo hace años que iba a desechar.

Me pasé todo el fin de semana reviviendo la infancia de mamá, imaginando en qué momento habrá escuchado cada canción; con cuál tendrá su recuerdo más feliz, y con cuál el más triste. Casi se sintió como si estuviera aquí, contándome las historias que nunca me contó y bailando las canciones que nunca bailamos. Espero que lo hagamos algún día.

[...]

El lunes es el día más odiado de la semana por decisión unánime de todos los estudiantes y trabajadores. Solo conozco una persona que tiene este día como su favorito y ese es Gunther, aunque yo creo que es mentira. Cuando le pregunto por qué, su argumento es: porque sí.

Pero hoy, por primera vez, voy a fallarle a mi palabra de odiar los lunes, porque no me siento obligada a levantarme de la cama para ir a la universidad, al contrario, me desperté cinco minutos antes de que sonara la alarma.

Hace tiempo que no me sentía de tan buen humor. Seguramente sean mis ganas de bajar a la sala y reproducir todos esos vinilos otra vez. Escuchar música en mi celular se siente tan simple y vacío... Solo quiero regresar a la disquería a ponerme esos audífonos que se vuelven incómodos luego de un par de horas, y transportarme a otra década con cada canción.

Estoy viajando sola en el autobús escuchando un álbum de U2, otra de las bandas que mi mamá tiene en vinilo. No se siente igual que en el tocadiscos, pero trato de imaginármelo. Además, los viajes en autobús tienen una especie de hechizo, en específico cuando viajas solo, que te pones música y sientes que eres el protagonista de la escena dramática de alguna película. Así como cuando caminas por la calle con auriculares y te sientes parte de un video musical.

Pude haberle pedido a Gunther que me llevara a la universidad, pero hace meses que lo dejo libre los lunes, algo que no pasaría teniendo a mis padres aquí, pero ese es nuestro pequeño secreto. Creo que empiezo a entender porqué es su día favorito.

Aunque lo de "día libre" es un poco relativo, porque siempre dice que lo llame si lo necesito, pero hasta ahora no ha pasado, porque intento no necesitarlo para que disfrute de su día.

Llego a mi parada justo al final de With Or Without You, y me bajo del autobús. Hoy no traigo un café en la mano porque tuve suficiente tiempo para desayunar algo antes de salir. Debe ser el primer día de todo el mes, que llego a tiempo y bien descansada. Estoy a la espera de que algo malo pase.

No es pesimismo, el universo necesita su equilibrio.

Llegando a la universidad, veo a Oliver recargado en la pared de la entrada con la cabeza agachada mirando la pantalla de su celular. Trae un jean negro ajustado, un chaleco de punto beige y debajo algo que parece un pullover blanco más largo, con sus zapatillas Vans clásicas. No me había fijado antes, pero se viste muy bien.

Paso cerca de él y le doy una ligero toque en el pie haciendo chocar las puntas de nuestras zapatillas. Levanta la vista y sonríe cuando descubre que he sido yo, y entramos juntos a la universidad.

DosWhere stories live. Discover now