Vislumbrar el Cielo

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El partido Argentina vs México había llegado a su fin con la derrota de los norteamericanos. Siempre había sido un lastre en el zapato de la selección mexicana, que sabiendo que la calidad de los argentinos era superior, intentaban dar lo mejor de sí en la cancha. Esta vez no había sido la excepción, aunque tuvieran todo en contra hasta a su propio técnico. Ninguno entendía el por qué el "Tata" había tenido la brillante idea de lanzar un equipo sin delantero; era como enviar a las tropas al frente sin generales en la peor de las guerras: un absurdo demencial.

Y protestaron, por supuesto. El arquero y veterano del equipo mexicano, Guillermo Ochoa, no dudó en enfrascarse en una discusión con el estratega. Era obvio para los seleccionados que Martino nunca perteneció ni se unió realmente a los estándares de la selección mayor. Si habían logrado el empate con Polonia fue gracias al coraje de sus compañeros, y a uno de esos días en que la suerte estaba de su lado y podía aplicar perfectamente su obvio talento en la portería. Había sido como un sueño escuchar en las gradas su nombre coreado cuando el árbitro marcó el penal. Tuvo frente a frente a uno de los mejores delanteros del mundo, cuyo nombre y presencia le hubieran aflojado las rodillas a cualquier portero. Pero no a él. Con confianza se arrojó al lado correcto e hizo la atajada de su vida en uno de los compromisos más importantes para un país: un mundial.

La alegría de no haber sido derrotados (gracias a él) se disipó en cuanto el Director Técnico dio a conocer la lista de quiénes jugarían contra la Argentina de Scaloni, contra el mejor jugador del mundo y una de las plantillas más aguerridas del momento. Todos abogaron con él, su líder, para que hiciera entrar en razón al veterano entrenador. Pero nada tuvo efecto, no cambió de opinión. La consecuencia: comenzar a cavar la tumba que dejaría a México fuera del mundial.

La selección mexicana volvió derrotada y abatida a los vestidores. Guillermo Ochoa, portero cuyo nombre ya era legendario en las instancias mundialistas, no era la excepción. No sólo saboreaba derrota y frustración, también coraje e ira ante lo que comenzaba a formarse como un panorama bastante oscuro. En la cancha no tenía amigos, eran compañeros que formaban un equipo que posiblemente lograría la victoria. En la cancha tampoco había enemigos, sino rivales a los que respetaba pero no lamentaba saberlos perdedores. Así que cuando se encontraron en los vestidores para intercambiar banderín y algunas casacas no pensaron más que en acatar el protocolo como lo era: una obligación de la FIFA para fomentar el fair play y compañerismo entre naciones. No pensó en lo que podría significar para nadie el abrazo que él y Lionel Messi compartieron, ni que éste último debido a su baja estatura en comparación con la propia, casi pegara su nariz a su cuello. No, Guillermo no pensó en nada más que ducharse y retirarse a planear una estrategia para el próximo encuentro y tal vez mentarle la madre una y mil veces al Tata. Nada más.

Y no era que Messi le fuera indiferente como futbolista. Era sin duda el mejor jugador del mundo, y se lo demostró en la cancha por su puesto. Lo respetaba y admiraba desde hacía años, era solo que el momento no fue agradable para él por el ánimo decaído.

Oh, pero aquel momento no fue igual para dicho mejor jugador del mundo. Volver a ver a Guillermo Ochoa siempre fue grato. No solo porque siempre escuchó halagos para el arquero mexicano de la prensa internacional, sino porque desde que lo conoció por primera vez hacía muchos años, se vio atraído por el mexicano. Al principio fue solo el ver al chico de rizos bonitos en la banca mexicana durante un encuentro mundialista y parecerle lindo, no más. Con el tiempo hubo más encuentros pero no en la cancha hasta que se enfrentaron en un partido amistoso. Por alguna razón, la sonrisa que le dedicó el mexicano aquella vez le causó... felicidad. Es decir, una de esas curiosas sensaciones en la boca del estomago. Curiosamente, nunca había enfrentado a Ochoa en un mundial hasta ahora,

El Cielo es TentadorWhere stories live. Discover now