#5 | Sentimientos

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Después de aquel momento que compartieron Killua y Kurapika, ambos empezaron a juntarse más seguido. Kurapika aprendió a jugar con una facilidad tan impresionante que asustaba al menor, y a su vez, Kurapika lo ayudaba en las tareas de la escuela.

Era la hora del almuerzo y ambos chicos se encontraban sentados en las escaleras después de haber comido. Uno estaba jugando en su celular y el otro haciendo su tarea de historia.

—Ayudame con esta pregunta, Kurapika —dijo Killua pinchandole el brazo con su lapicera para llamar su atención.

—Dejame ver...

Kurapika leyó en un segundo el texto y tomó la lapicera de su compañero para escribir la respuesta en un abrir y cerrar de ojos.

—Wow, eso fue rápido.

—Eso ya lo había estudiado antes —dijo devolviendo la vista a su celular.

—¿Y aún te acuerdas?

—Bueno, cuando no tengo nada que hacer repaso lo que hice en mis años anteriores.

—Eso es impresionante, pero aburrido también —dijo el albuno burlón para luego recibir un codazo por parte del rubio. —Auch...

—Asegurate de analizar la respuesta que te dí, tienes 5 minutos —dijo sin quitar la vista de su celular.

—Tch...

Ambos seguían en sus cosas pacíficamente, hasta que escucharon a un niño con pelos puntiagudos gritar mientras se acercaba a toda velocidad hacia ellos.

—¡Killua! —gritó el chico por todo el pasillo.

—¿Gon? —dijeron al mismo tiempo.

El moreno ignoró al rubio y sin pensarlo dos veces se lanzó hacia el albino para envolverlo en un fuerte abrazo.

—¡Te extrañé mucho Killua!

—¡Gon! ¿Q-qué haces aquí? —preguntó con un fuerte sonrojo en sus mejillas.

—¡Solo vine a verte un momento! —dijo el ojimarrón mientras lo seguía abrazando y frotaba su cara en él. Kurapika tosió intencionalmente para que recordaran su existencia y el pelinegro lo miró. —¿Interrumpo algo?

—No, de hecho estaba por irme —bloqueó su celular y se levantó. —Fue bueno pasar tiempo contigo Killua, nos vemos.

Kurapika saludó a su nuevo amigo con una sonrisa y guiñándole el ojo deseándole buena suerte, dejando a un Killua tieso y confundido mientras lo veía irse, algo que Gon notó.

—Wow... —el pelopincho se separó del peliblanco. —Killua, ¿Me estás engañando? —dijo mirándolo con unos ojos inexpresivos y espeluznantes.

—¿Q-qué estás diciendo? —tartamudeó asustado por la aterradora mirada que le dió su amigo.

—¡Solo bromeaba! —rió al ver la expresión aterrorizada del peliblanco. —Eres tan gracioso Killua.

—Eres un tonto... —el albino desvió su mirada para ocultar el color rojo de sus mejillas.

—¿Estás enojado? —preguntó el pelinegro sin recibir respuesta alguna.

El chico de pelos de punta sacó de su bolsillo el famoso chocolate chocorobot y lo acercaba lentamente a la cara del albino, quién ya podía oler el olor de ese delicioso chocolate mientras se contenía para no mirar a su amigo. Killua llegó a su límite en el momento que sintió la envoltura de la barra de chocolate tocar su mejilla, haciendo que no pueda resistir más y tomando el chocolate para quitarle lo más rápido posible la envoltura y llevárselo a su boca.

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