Buñuelo

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Capitulo inspirado por Beautiful Boy de John Lennon.

El castaño repartía besos por toda la cara de su esposa, asegurándose de expresar la devoción que sentía por ella. Justo cuando creía que no podría amarla más, su amada esposa estaba terminando de amamantar a su recién nacido, brindándole más felicidad de la que jamás habría imaginado.

― Mi pequeño Nuffink, eres perfecto ― suspiró Astrid, enamorada de su bebé.

― Hacemos bebés muy lindos ― presumió Hipo, orgulloso, acariciando la manita del niño.

― Es que se parecen a ti ― agregó ella, admirándolo con fervor.

― Gracias a Odín ― bromeó Hipo, ganándose un juguetón peñizcón que recibió entre carcajadas. Después de las risas, ambos exhalaron profundamente, conectando miradas. Ya no necesitaban un "Te amo" para expresar cuánto se amaban, lo compartían todo con una sola mirada.

― Gracias ― susurró él muy serio, apoyando su frente contra la de ella. ― Por todo ― agregó.

El parto no fue fácil para ninguno de los dos, especialmente porque Nuffink llegó antes de lo esperado. Fueron horas de incertidumbre y desesperación. Hipo no pegó el ojo en toda la noche, nervioso por la llegada del bebé; como resultado, ahora tenía una mirada cansada por el agotamiento. Irónicamente, Astrid se veía resplandeciente.

― Parece que tenemos un polizón ― sonrió Hipo, viendo una cabecita castaña asomada en el marco de la puerta.

― Hay alguien que quiere conocerte ― informó la rubia en tono maternal.

La niña se acercó con su peluche en la mano hacia ellos. Al estar a los pies de la cama, su padre la ayudó a subir. Ahí pudo ver una personita rubia descansando en los brazos de su madre.

― Zephyr, él es Nuffink, y desde este momento es tu hermano. Tenemos que cuidarlo y protegerlo porque es el más pequeño de nosotros ― anunció Astrid con ternura.

― ¡Es muy pequeñito! ― susurró impresionada. ― ¿Ya puedo jugar con él?

― Temo que primero necesita crecer, además de dormir. Nacer es muy agotador ― murmuró Hipo con una sonrisa cansada.

La niña hizo un breve puchero de inconformidad, pero al momento volvió a enfocarse en su hermanito. Sentía cálido su corazón al observarlo. Tenía el rostro salpicado de su padre y el cabello dorado de su madre. Zephyr no lo comprendía, pero ya lo amaba.

Aunque le causaba mucha curiosidad el color de sus ojos, el problema era que el bebé estaba dormido. Según su tío Brutacio, si querías despertar a alguien, tenías que sujetar su nariz muy fuerte y así despertaría. ¿Qué tan cierto sería eso? Habría que comprobarlo.

― ¡Zephyr! ¡No! ― gritaron ambos padres alarmados, deteniéndola justo a tiempo. Sin embargo, el escándalo despertó al niño, que comenzó a llorar desesperadamente.

― ¡Miren lo que hicieron! ― reprendió su primogénita, cubriendo sus orejas del ruido.

Inmediatamente, Hipo acurrucó a Nuffink y le tarareó una canción de cuna con la esperanza de calmarlo, una que su padre le cantaba cuando era niño y tenía pesadillas. La melodía estaba surtiendo efecto en el bebé, y no precisamente para hacerlo dormir, sino para su padre, que después de unos minutos, estaba cabeceando y luchando contra la somnolencia mientras lo mecía.

Con mucha dulzura, Astrid recostó a su soñoliento marido contra el respaldo de la cama y luego tomó al bebé entre sus brazos, calmándolo con su cálido latido.

― Eres sorprendente ― elogiaba Hipo adormilado, depositando un beso en el hombro descubierto de su esposa.

― ¿Puedo verlo de nuevo? ― exigió la niña.

― Pero esta vez sin travesuras, Zephyr.

Ella asintió obedientemente. Nuffink estaba irritado por el llanto reciente, y Zephyr recordó lo mucho que la reconfortaba su peluche cuando se sentía igual.

― ¿Quieres un pañuelo? ― preguntó, mostrándole su peluche de un dragoncillo negro.

― Chimuelo ― corrigió su padre medio dormido. Aunque Zephyr tenía un amplio vocabulario para una niña de tres años y medio, todavía tenía problemas para pronunciar algunos sonidos.

― Aquí tienes, te obsequio a Buñuelo, pero ya no llores más, Nuffink ― dijo la pequeña, poniendo su juguete al lado de Nuffink, sobre el pecho de su madre, y luego besando la frente del bebé.

― Mi niña, no tienes que regalar tu juguete favorito. Tu padre y yo nos encargamos de tener lo necesario para tu hermano ― susurró conmovida por la acción de su hija.

― Está bien, mami, quiero regalárselo ― musitó, sumándose al sueño con su padre y hermano.

Aquel peluche tenía demasiado valor para la niña castaña, ya que fue el primer regalo que recibió, hecho a mano con mucho cariño por su abuela Valka. En otras circunstancias, jamás lo habría regalado, pero en cuanto vio el rostro de su hermano, supo que él era el único obsequio que necesitaba de ahora en adelante.

Fin.




¿Qué hay banda? ¿se enteraron?, ¿no? Bueno, hay un live action en producción de httyd. ¿Gano el cine?

No lo sé Rick, estoy emocionada, pero algo escéptica a la vez, y no respecto a guion/dirección, porque ya se sabe que estará el director de la trilogía original, hasta el productor de La, la, land, está involucrado, por lo que todo índica que está en buenas manos, pero me preocupan los efectos visuales, no es lo mismo un dragón animado, que uno "realista".

Personalmente, me aburren los live action, se me hacen productos plásticos y sin alma, pero quién sabe, tal vez DreamWorks marque una diferencia en cuanto a estas producciones. Nada más nos queda confiar en Dean Deblois, y en el cariño que le tiene a este universo.

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𝐇𝐢𝐜𝐜𝐬𝐭𝐫𝐢𝐝 𝐎𝐧𝐞𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora