01 | Ladrón

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La vida es un juego constante, que busca diariamente como complicarte más las cosas, te obliga a pensar y crear una estrategia que puedas usar en su contra para sobrevivir. Y eso es lo que hago justo ahora, cuando los guardias pasan a mi lado hago que la capucha caiga un poco más sobre mi cabeza, tapando las hebras de mi cabello que seguían expuestas. El mercado esta tan lleno como de costumbre, camino sin desviar la mirada del frente y tomo con más fuerza la bolsa de tela beige en mis manos, buscando el momento indicado.

A mi mente llega un mensaje claro y en menos de un segundo estoy cambiando de dirección hacía el disturbio que se a creado a mis espaldas. Uno de los comerciantes no estaba de acuerdo con los precios de su proveedor y terminando por sacar una daga de su bolsillo para amenazarlo con cortarle la garganta.

Las personas se arremolinan a su alrededor mientras que otros cuantos salen en busca de los guardias, lo que menos desean es ver su calle manchada de sangre. En cuanto mí, abro la bolsa delicadamente y un instante después la comida comienza a salir de sus canastos para deslizarse dentro, cuidando no tocar a nadie y no pasar frente a los ojos de quienes me rodean.

Me arriesgo demasiado cuando hago subir una manzana por encima de las personas, pegada al gran muro de piedra que delimita el reino mortal, en cuanto cruza el final la dejo caer y al instante en mi mente aparece un gracias. Alora esta tan hambrienta como yo, y me hace sentir mejor poder alimentar a mi hermana menor, me brinda consuelo.

En cuanto la bolsa se llena camino lejos de la multitud, y me pierdo detrás de la vieja capilla, el agujero es lo suficientemente grande para que yo pueda atravesarlo, espero unos segundos hasta que la sonrisa de Alora me dice hola.

—Esta pesada —señala en cuanto le extiendo la bolsa con comida.

—Sí, hasta ahora estamos teniendo una buena mañana.

Tomo la capa y la máscara que me da y retiro mi vestido con rapidez, debajo uso pantalones y camisa, como los hombres. La máscara me cubre por completo el rostro, únicamente me deja ver y respirar, es de color dorado, y la capa es negra, comencé a hacer esto hace cinco años, cuando cumplí los dieciocho, principalmente porque mi padre ya está muy cansado para continuar enfrentándose a los guardias.

—Ruégale al cielo que no me atrapen.

—Nunca lo harán.

—Te quiero, Alora.

—Te quiero, Galata.

Sonrío bajo la máscara, y a pesar de que ella no puede verme corresponde el gesto.

Cierro los ojos y me concentro en mí, en el peso de mi cuerpo y el cómo mi mente debe tener el control suficiente para hacerme levitar hasta el techo de la capilla, cuando mis pies sienten una base segura bajo ellos abro los ojos y suelto un suspiro. La telequinesis es maravillosa, pero la fuerza mental que debes tener es algo que se trabaja día con día.

Me dirijo hacía el norte del reino, el punto céntrico donde los negocios son más grandes y por lo tanto tienen más ganancias. Conozco las entradas de cada sitio en la avenida principal, les he robado durante los últimos años, y ellos siguen creyendo que con una cerradura nueva podrán detener mi entrada, que ilusos son los mortales.

Retiro la puerta con facilidad y entro en el puesto de trajes para caballeros, al frente puedo ver como a algunos hombres les toman las medidas para que el sastre haga su trabajo después. Me escabullo hacia el interior, intentando no llamar la atención, en la esquina inferior de un librero esta la caja fuerte, sin tocarla hago que la cerradura de vuelta hasta que se abre, dentro hay otra caja, esta es de madera pulida y bien barnizada. Su interior cuenta con alrededor de unos cuatrocientos lianes, guau, realmente es suficiente dinero.

Princesa del SilencioWhere stories live. Discover now