♡: capítulo 01

738 60 6
                                    

"A los muertos no se les llora"

O eso es lo que su padre le dijo siempre.

"Si les lloras su muerte, no dejarás que su alma descanse en paz"

Así que Jeongin a su edad de seis años, tuvo que guardarse el llanto mientras veía a su madre ser sepultada.

Tampoco se le permitió guardar un luto, pues debía entrenar para ser un "buen alfa".

Toda su vida, desde que tiene memoria, su único propósito era ser un alfa admirable, justo como su padre, quien era la mano izquierda del Capitán.

Un alfa no llora, un alfa no juguetea, un alfa no es débil, un alfa no muestra sumisión ante nadie, y, sobre todo, un alfa siempre deberá encontrar un buen omega.

Jeongin no pudo tener lo que llamaría un amigo, al menos, los demás alfas con lo que entrenaba no podían considerar llamarse así, eso hasta que conoció a Hyunjin, el lindo omega hijo del Capitán.

Cuando cumplió 20 años, le fue asignada la tarea más importante hasta ahora, ser su guardaespaldas.

Hyunjin era un omega hermoso, con un encantador aroma a fresas y a sol, como calidez, era amable y divertido, fue él quien comenzó a agrietar el caparazón de mezquindad de Jeongin y, aunque recibió varios regaños de su padre por ello, no se arrepentía; estaba realmente emocionado de tener por primera vez un amigo y que este fuera tan asombroso.

Sin embargo, gracias al acercamiento tan íntimo con el omega, su padre tuvo la maravillosa idea de que Jeongin podría ser su alfa, Jeongin tuvo que contener su cara de horror ante ello para no ganarse unos gritos.

No había nada malo en Hyunjin, pero Jeongin sólo lo veía como un buen amigo al que cuidar, eso era todo. Aun así, le dijo a su padre que intentaría acercarse un poco más al menor de esa forma.

Por supuesto que no lo haría.

Solo necesitaba mantener a su padre lejos por un rato, hasta hablarlo con Hyunjin.

Hyunjin... Hyunjin era un tesoro, o al menos así lo llamaban sus padres. Un tesoro que debía ser protegido a toda costa, y por ello, en un mundo renacido después de lo que se creyó su muerte, con nuevas formas de vida apareciendo y mayormente siendo peligrosas, dicho tesoro era la prioridad para resguardar.

lee + yang = ♡²

Después del ataque de unos "rompehuesos", como a Jeongin le gustaba llamarlos, todo se había vuelto un caos. El único daño había sido una enorme abolladura en las puertas de acero, sin embargo, eso había sido suficiente para que el capitán tomara la decisión de enviar a su tesoro a esconderse en una aldea lejana.

Una aldea que es conocida por ser cuna de los mejores guerreros que las instalaciones habían tenido. Uno de ellos siendo un soldado alfa de mayor rango que el mismo Jeongin, él cual se encargaría de llevar a Hyunjin y cuidar de él mientras tanto.

Jeongin por supuesto iría con él, por protección extra.

—Esto es importante Jeongin —habló su padre mientras guardaba su uniforme en la maleta—. Esa aldea está llena de salvaje, será mejor que cuides bien de Hyunjin — su padre cerró la maleta y se la tendió al menor, el cual la tomó, pero al notar que su padre no la soltaba levantó la mirada para encontrarse con unos ojos severos y fríos—. No te relaciones con ellos, ¿entendido?

Jeongin asintió de manera rápida, haciendo que su padre por fin le entregara su equipaje.

—Haz que me sienta orgulloso de ti. Recuerda que a tu madre le gustaría que fueras un buen alfa. No hagas ninguna estupidez, no me falles —le recordó.

SUSURROS DEL CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora